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Obama reclama un plan global
EE UU y Londres se unen para pedir que los gobiernos inyecten más dinero
Actualizado: GuardarEl mensaje lanzado por el primer ministro británico, Gordon Brown, la semana pasada ante el Congreso de Estados Unidos, en favor de una mayor implicación de la primera potencia mundial en un plan de estímulo económico global, parece haber encontrado un rápido eco en la Administración norteamericana, que ayer anunció su intención de presionar a líderes políticos para que sus gobiernos incrementen drásticamente el gasto como medida para luchar contra la crisis.
El plan arranca apenas unas semanas antes de la decisiva cumbre del G-20 en Londres, donde los países participantes deben avanzar en la puesta en marcha de medidas conjuntas para estimular la economía. La iniciativa norteamericana, sin embargo, podría provocar el rechazo de algunos gobiernos, especialmente europeos, más preocupados a estas alturas con que las autoridades de EE UU lideren una profunda reforma del sistema financiero. Si no se cambian las reglas de juego con las que opera Wall Street y se regulan las estructuras del mercado de créditos que condujeron a la actual recesión, muchos dudan de una recuperación duradera de la economía.
Las prioridades de Washington chocan con Francia y Alemania, que quieren que la reunión londinense se centre en la reelaboración de las reglas que deben regir los mercados financieros. La ausencia de medidas regulatorias es ampliamente vista como la causa de la crisis y Europa busca a toda costa que se estreche el control sobre los fondos de protección y las empresas de capital privado.
Miedo a las bolsas
Todas las partes tratan de evitar que un desencuentro pueda irritar a las bolsas, cuya abrupta caída en las últimas semanas es una muestra de su rechazo a los principios del plan de estímulo aprobado por Washington. Con todo, las expectativas de la reunión del G-20 son muy altas y una respuesta coordinada es vista como esencial para evitar que la situación no empeore.
Representantes norteamericanos, que podrían recibir apoyos de China y de otros países que han puesto en marcha ambiciosos paquetes de inversión pública, argumentan que es necesario seguir gastando dinero de los contribuyentes para reducir la profundidad y la duración de la recesión. Londres también pone el acento en abrir las compuertas del dinero público y le preocupa, como a Washington, que unas medidas regulatorias estrictas podrían provocar un daño importante a los centros financieros. La Casa Blanca cree que el G-20 no está listo todavía para establecer nuevas medidas regulatorias y que centrarse en esa cuestión podría resultar contraproducente.
En otra señal de que Estados Unidos no camina al mismo ritmo que sus aliados europeos, Alemania es partidaria de limitar el endeudamiento de los países de la Unión Europea, preocupada por las consecuencias de que países con débiles finanzas puedan alcanzar niveles de endeudamiento que sean insostenibles, lo que al final obligaría a Bruselas a asumir los números rojos a través de costosos paquetes de rescate.