El mejor exponente de la crisis
Actualizado:Crisis y fútbol. Esas son dos de las palabras más pronunciadas en los últimos meses. Ahora todo el mundo tiene algún tipo de crisis -económica, existencial, emocional, deportiva...-; y nada mejor para olvidarnos de las crisis que evadirnos con el deporte rey; algunos sacando a relucir sus frustraciones en los estadios, otros soñando con lo que podrían ser y no son y los que más deseando que su equipo les den el fin de semana las alegrías que les quitan por desgracia el día a día.
Pues bueno, si queremos hablar de crisis y de fútbol, el mejor exponente es el Valencia. Tiene dos estadios; uno no lo quiere pero tiene que seguir en él porque el que quiere de verdad no puede terminar de construirlo porque no tiene dinero para continuar las obras; El presidente no es el dueño del club, que, a su vez, ahora ha dejado la gestión del mismo en manos de un banco, eso sí, de forma encubierta para que no cante demasiado. Tiene muy buenos jugadores -véase Villa, Silva, Joaquín, Mata, Albiol-, pero no puede pagarles. Y claro, ya se sabe que cuando a los futbolistas se les toca el bolsillo suelen caer las derrotas una tras otra, la última ante el que era colista, el Numancia.
Así, el Valencia está perdiendo hasta el murciélago del escudo. Ya va octavo en la clasificación, y bajando. Pidió la final de Copa del Rey pensando que este año podía ser el suyo y cayó eliminado ante el Sevilla. Puso sus ojos en la Copa de la UEFA y Mestalla se quedó helado ante el Dinamo de Kiev. Se puede decir que han quemado un presupuesto de 120.000 euros de toda la temporada y que van camino de quemar un proyecto de gran entrenador como Unai Emery.
Y lo peor de todo es que la afición ché no se caracteriza por su paciencia, algo que está ayudando a aumentar el nerviosismo de algunos y el pasotismo de otros. El resultado puede ser un desatroso, una crisis en toda regla.