Tertulianos
Bonita tertulia, la que montó la otra noche La Noria a propósito de la polémica taurina: Paco Camino y José Tomás, nada menos, han anunciado que van a devolver la Medalla de Oro de las Bellas Artes, un galardón anual que concede el Ministerio de Cultura. ¿Por qué van a devolver sus medallas? Porque ahora se la han dado también a Francisco Rivera Ordóñez, al que los mencionados diestros consideran de calidad muy inferior a ellos mismos. La polémica ha crecido hasta el punto de que el Gobierno ha opinado. Lógico, pues, que una tertulia televisiva explorara el caso. ¿Lo hizo bien o lo hizo mal La Noria? Las dos cosas a la vez. ¿Por qué? Pues porque allí había gente que sabía de lo que hablaba y otra que sería más útil haciendo encaje de Camariñas. Esto se ha convertido en un rasgo de la tertulia televisiva: la convivencia de gente interesante y gente prescindible. A esa gente prescindible se la lleva al programa porque enriquece el espectáculo. Y es que la tertulia es tanto un duelo de palabra como un espectáculo de imagen.
Actualizado: GuardarA propósito de tertulianos, hay algún amigo que se ha molestado porque ayer llamaba «saurios» a dos personalidades del relieve de Celia Villalobos y Carlos Carnicero. Ya se entenderá que era una ironía inofensiva (espero). Pero ¿por qué no? Buen número de los rostros que pueblan la pantalla son profesionales que emergieron en los años de la transición o después en los ochenta. Ellos desplazaron a los rostros populares de entonces llamándoles precisamente saurios. Todos saludaron el relevo generacional con el natural alborozo. ¿Por qué? Porque había que hacer un cambio. Muchos de aquellos «jóvenes airados» no han modificado el discurso y siguen predicando «cambio» todavía hoy. Pero lo que no puede ser es tirarse veinte años predicando «cambio» y negarse a que el «cambio» le afecte a uno mismo. Es verdad que si el cambio va a consistir en quitar a un veterano opinador para poner a un concursante de Gran hermano, las consecuencias serán catastróficas para la inteligencia. Pero, ¿acaso esa degeneración no es responsabilidad, al menos en parte, de las opiniones defendidas por los saurios? En fin: las tertulias dan de sí lo que dan. La de La Noria sobre las medallas fue aceptable. Sería vano pedir más.