La mayoría incierta
Los resultados de las elecciones en Galicia y Euskadi, con el cambio de gobierno en la Xunta y el que puede consumarse en la presidencia vasca, han alterado o están llamados a alterar en breve el discurrir de la legislatura cuando se cumple un año del triunfo en las generales del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero. En los meses transcurridos de su segundo mandato, el presidente y su partido han perseverado en la estrategia de buscar pactos puntuales y diversos con la oposición en las Cortes con los que soslayar las dificultades de su insuficiente mayoría parlamentaria al no contar con socios permanentes. La fragmentación en los intereses de las fuerzas minoritarias y los escollos del Partido Popular para preservar su estabilidad interna han favorecido la estrategia de José Luis RodríguezZapatero, que ha podido actuar con las manos más libres de lo que cabría esperar no sólo ante las limitaciones de sus apoyos en el Congreso, sino sobre todo ante las exigencias de una crisis económica que ha puesto a prueba su gestión. Con todo, han sido justamente los debates sobre la crisis los que han dejado al descubierto la soledad que amenaza al Gobierno siempre que no logre ensanchar sus avales parlamentarios.
Actualizado:El primer examen electoral tras las generales del 9-M ha invertido la tendencia que apuntaba a un debilitamiento de las opciones del PP, al tiempo que ha situado a los socialistas ante la posibilidad cierta de que el Partido Nacionalista Vasco (PNV) le retire la colaboración si se consuma su pase a la oposición en el País Vasco.
Pero de la misma manera que, en un escenario de mayor precariedad de su mayoría, el Gobierno estará más obligado si cabe a procurarse alianzas que, especialmente en la respuesta ante las preocupaciones económicas, no pueden excluir al partido de Mariano Rajoy, resultaría también excesivo en estos momentos que éste dedujera del triunfo en Galicia y del carácter decisorio de sus escaños en Euskadi que cuenta con una capacidad reforzada para articular una alternativa parlamentaria al Ejecutivo. La recobrada viveza del pulso mantenido entre socialistas y populares puede provocar la tentación de agudizarlo ante unas elecciones europeas que han adquirido nueva trascendencia.
Pero esa tentación no debería obstaculizar el eventual acercamiento en lo urgente, que sigue siendo la respuesta frente a una crisis agravada.