Las canas de obama
CALLE PORVERA La «guerra de Obama», como han bautizado ya al conflicto bélico en Afganistán; a diferencia de la de Irak, que era «la de Bush. La crisis económica, donde a Obama, como a Zapatero, los dueños de los bancos se le crecen y no dan el destino requerido a los fondos multimillonarios (va a tener razón Julio Anguita cuando decía que en este país el que manda es el banquero). Etcétera. Las canas del presidente del país más poderoso del mundo, los Estados Unidos de América, parecen simbolizar y convertirse en un fiel reflejo del estrés que sufre el planeta.
Actualizado:Lo leía la pasada semana en los medios de comunicación y me quedaba atónito. 45 días, es decir, un mes y medio solamente, han tardado en salirle canas a Barack H. Obama, que a pesar de su sereno y tranquilizador semblante, en el que parece combinar todas las virtudes que los romanos atribuían a sus líderes, no puede ocultar que lleva a sus espaldas toda la carga de un mundo que se ha tornado en la cruz de la moneda de los tiempos de bonanza económica.
Miren la cara de Zapatero ahora y recuerden su rostro cuando aparecía por primera vez ante las cámaras como el candidato del PSOE a presidir el país. Ni punto de comparación. Las cejas igual de picudas, eso sí; pero bastante menos pelo y unas ojeras que parecen querer darle la razón cuando dice que le cuesta dormir pensando en las pobres personas que han pasado a engrosar las listas del paro.
Las caras de nuestros gobernantes son un espejo de lo que está pasando. Aunque, claro está, algunos políticos no se conforman con lo que tienen y recurren a los milagros de la técnica, como en el caso de los injertos de Bono. Otros, a pesar de todo, lucen buenos trajes, como Camps y Costa.