El IRA Auténtico resucita el terror
El grupo opuesto al proceso de paz reivindica el asesinato de dos soldados, acción que Sinn Fein califica de «equivocada y contraproducente»
Actualizado:Gerry Adams, presidente de Sinn Fein, partido asociado al grupo terrorista IRA, afirmó ayer su respaldo a la Policía para que detenga a los autores del asesinato, en la noche del sábado, de dos soldados británicos en una base militar de Irlanda del Norte, que reavivó el temor de que la violencia regrese.
Gordon Brown y Brian Cowen, jefes de los Gobiernos británico e irlandés, y Peter Robinson, ministro principal de la región, así como líderes políticos, sociales y religiosos, condenaron el crimen. Pero entre las condenas predecibles, la forma en la que se expresaba la de Sinn Fein tenía especial importancia.
Adams, cuya pertenencia al Consejo Militar del IRA durante su campaña terrorista es ampliamente aceptada, calificó como «equivocado y contraproducente» el atentado, obra del IRA Auténtico, escindido del asociado con Sinn Fein por su desacuerdo con el proceso de paz. El grupo terrorista reivindicó la autoría de la acción, en nombre de la Brigada South Antrim, por medio de un mensaje codificado al periódico irlandés 'Sunday Tribune'.
El ataque se produjo en la noche del sábado. Los ocupantes de un vehículo, que fue posteriormente abandonado, ametrallaron con ráfagas de subfusiles automáticos a dos empleados de una pizzería y a cuatro soldados que recogían el pedido, en la puerta de la base militar Massereene, situada en las afueras de Antrim, en el nordeste de Ulster.
El IRA Auténtico, que pidió disculpas por el atentado más cruento de la historia norirlandesa -el del verano de 1998 en Omagh-, ya había intentado matar a policías. Falló en intentos recientes de hacer estallar explosivos junto a cuarteles del Ejército, tras declarar, el pasado año, una guerra contra «objetivos legítimos» después de un período de reorganización. La presencia de soldados británicos en sus cuarteles norirlandeses o el mantenimiento de una Policía bajo mando de Reino Unido muestran el fracaso de la estrategia pacificadora de Adams, según estos disidentes.
El jefe de la Policía regional, Hugh Orde, ha advertido en los últimos meses de que las conspiraciones de los republicanos disidentes para perpetrar atentados son más frecuentes y anunció su intención de introducir en Irlanda del Norte unidades de un regimiento militar especializado en inteligencia a corta distancia del enemigo.
El viceministro principal norirlandés, Martin McGuinness, que fue máximo dirigente del IRA, se declaró escandalizado por la idea de Orde y manifestó que había cambiado en sentido negativo su opinión sobre el responsable policial.
Pero el comunicado de Adams es especialmente significativo, porque es el principal estratega del movimiento y porque no ocupa ningún cargo institucional. El líder de Sinn Fein no condena en ningún momento el atentado, que califica como acto o acción, por su crueldad o por la pérdida de vidas humanas, sino por consideraciones políticas sobre las aspiraciones de su movimiento o de la sociedad.
«Los responsables no tienen apoyo ni una estrategia para lograr una Irlanda unida», escribe Adams, que evita cualquier calificación. «Su intención es traer de nuevo soldados británicos a las calles. Quieren destruir el progreso de los últimos tiempos y arrastrar a Irlanda de nuevo hacia el conflicto».
Acabar con la dominación
«Los republicanos irlandeses y los demócratas tienen el deber de oponerse a esto y de defender el proceso de paz», escribía Adams. «Sinn Fein tiene una estrategia para acabar con la dominación británica en nuestro país por medios pacíficos y democráticos. Acciones como la de Antrim tienen que terminar, la voluntad del pueblo es el cambio pacífico y democrático. Sinn Fein tiene la responsabilidad de ser coherente. La lógica de esto es que apoyamos a la Policía en la detención de los que han participado en el ataque», añadía.
Los dos muertos tenían poco más de veinte años e iban a partir pronto hacia el destino de su regimiento logístico en Afganistán. En los viejos tiempos del conflicto norirlandés, unos militares no hubiesen salido al exterior de su base para recoger unas pizzas sin extrema precaución. Pero la ausencia de atentados había relajado a todos.