ORIGINAL. La primera muñeca que comercializó la juguetera lucía un bañador con un estampado de cebra. / AP PHOTO
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50 años de 'ambición rubia'

Tras el éxito de la muñeca alemana 'Lilli' la empresa Mattel decidió fabricar su propia versión sacando al mercado a Barbie

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Vestida de princesa, exploradora y hasta veterinaria, Barbie es sin duda la muñeca más popular del mundo desde que apareció en 1959, y, medio siglo después continúa acaparando las estanterías de las jugueterías. La ambición rubia fabricada por la empresa Mattel, que cumple hoy 50 años, hizo su primera aparición en la feria juguetera de Nueva York el 9 de marzo de 1959. Millones de niñas han jugado alguna vez con Barbie , la han vestido, desvestido y peinado.

Sin embargo lo que ninguna imagina es que su creadora, Ruth Handler, tomó como fuente de inspiración a la muñeca Lilli, que llamaba la atención en los escaparates alemanes una década antes. Lilli nació en los 50 como un personaje de caricatura, que fue diseñado por el dibujante Reinhard Beuthien para llenar las páginas del tabloide Bild en Hamburgo, explicó el director de documentación del diario alemán, Rainer Laabs.

Según apuntó Laabs, el 24 de junio de 1952 salió publicada la primera entrega de las aventuras de Bild-Lilli, el nombre con el que fue bautizada la fémina más fresca y ambiciosa de la posguerra. Aquella mujer, atractiva, con las ideas claras y sin reparos a la hora de hablar sobre sexo fue haciéndose pronto un hueco entre los lectores, sobre todo masculinos, al poner un toque picante al diario.

Así, siguiendo los dibujos de Beuthien, Max Weissbrodt fue el encargado de diseñar el primer prototipo de la muñeca, que se lanzó al mercado el 12 de agosto de 1955. De pechos voluptuosos, cintura de avispa y rasgos sensuales, la rubia de plástico estaba destinada a servir de juguete erótico para los hombres de finales de los 50. Una joven con clase y cuya estética reflejaba a la perfección el estilo de vida de los años 50, algo así como la Marlene Dietrich del momento. «Cuando salió a la venta, costaba unos diez marcos alemanes de los de entonces», añadió Laabs. En un momento en que los trabajadores solían ganar entre 200 y 300 marcos al mes, hacerse con Lilli era considerado un lujo.

A imagen y semejanza

Cuando a finales de los 50, Ruth Handler y Lilli se conocieron en Alemania, la mujer se quedó prendada con la muñeca y compró varias, una para su hija y otros dos para Mattel, que optó por reconsiderar la idea de fabricar en serie su propia versión. Al darse a conocer por primera vez, luciendo un bañador estampado simulando la piel de cebra, Barbie parecía hecha a imagen y semejanza de Lilli, sólo tenía diferente el pelo, los pendientes y los zapatos.

Hoy día, Lilli es considerada una obra de arte y los coleccionistas están dispuestos a pagar entre 1.500 y 2.000 euros por ella.