La juventud de Rocío Molina quiere parar el tiempo en 'Oro viejo'
La producción de la artista combina canciones de gramola de los 50 con temas originales
Actualizado:Rocío Molina, a sus 24 años, piensa en la vejez, en la fugacidad la vida, en el inexorable paso del tiempo. La bailaora se hace preguntas que forman parte de la tradición artística universal, desde Horacio a los poetas románticos, desde Jorge Manrique a los dramaturgos ilustrados. Si en anteriores trabajos Rocío Molina ha buceado en las «profundas antesalas de las historias de las que surge el movimiento, buscando el cómo y el por qué del mismo», en esta ocasión la idea fundamental que sirve de hilo conductor del espectáculo es el Carpe Diem y la llegada inevitable de la vejez, desde cuya mirada se perciben los grandes temas vitales con una singular hondura. Por una parte, se insiste en la máxima de Vive el momento presente, pero por otra se defiende la vejez como una suerte de atalaya que te permite contemplar el mundo y sus avatares con cierta clarividencia.
La bailaora ahondó ayer durante la presentación del espectáculo en la idea de que Oro viejo es la expresión de «un sentimiento especial hacia los ancianos». «Algo ocurría en mí y comencé a fijarme en ellos, en su forma de andar, de moverse, en sus rutinas», añadió.
Esta mirada metódica, detenida, dio lugar a una serie de reflexiones de las que extrajo una conclusión principal: «Mi vida ha ido a demasiada velocidad desde que era niña. Como se dice, me había comido el tiempo con patatas. Sentía envidia de la gente mayor». E hizo lo mismo que ellos: sentarse en un banco y contemplar los pequeños detalles importantes de la existencia.
Acabó molesta con la actitud de la gente joven, tanto en sus prisas como por su evidente indiferencia, cuando no desprecio, hacia los mayores. En Oro viejo, la malagueña quiere convertir en «visible» para la sociedad a «un colectivo humano cada vez más importante» desde el punto de vista cuantitativo, pero «invisible» a los ojos de los demás.