El arte de mucha
En Cádiz conocemos a Michael Robinson, pero no a Frank Robinson. En cambio la obra de Frank se conoce en Cádiz, en Pernambuco y (ponte que hubiera vida extraterrestre) en Ganímedes. Su obra es un impulso que insinúa, incita, excita, envuelve... Resumiendo, que el tal Frank diseñó el logo de la Coca-Cola, y aunque esto de alguna manera se lo deba Frank a que entonces no había Ciudadanía y lo hartaron de caligrafía, la cuestión es que, lo que hizo Frank, se ha convertido en el pan nuestro de cada día: vender la marca, de tal manera que hoy no hay institución que se precie que no tenga su gabinete de diseño o su asistencia técnica encaminada a dar con el quid de la cuestión.
Actualizado:Es el arte de la publicidad, que no siempre coincide con la publicidad del arte, que en eso habría que trasladarse a otro contemporáneo de Frank, Mucha, para valorar si éste debe su fama a los carteles de Sarah Bernhardt o es Sarah Bernhardt la que debe su fama a los carteles de Mucha... Pero a lo que voy, vender la marca, publicitar, y en esto, el diseñador de hoy mete un sol, una playa, una torre mirador, el escudo patrio, el de Blas Infante, el de la Dipu, el del Ayuntamiento (lo que le encarguen, qué más le da) en una coctelera, le da unos meneos y sale un dibujo (el imagotipo), una palabra (el isotipo) y dice el tipo «Ya tiene el logotipo». Lo cobra, y ya el decreto o lo que sea, saca en su articulado. «Y ponme el logo en el cartel, que se vea quién paga...» Sí, estás tú mejor... (en Cádiz, todo lo que sea Robinson, es Michael) Una vecina mía tuvo cinco años en la fachada, hasta que se cayó, un cartelón (más grande que el ropero) de la Oficina de Rehabilitación de la Junta, y todavía le está dando las gracias a Teófila... ¿Impulsa, insinúa, incita, excita, o se envuelve en ella Sarah Bernhardt y Mucha...? ¿Mucha...? más todavía, toda la habilidad del mundo, tú (arte ío, publicitario).