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PELIGRO. Dos niños jugando en el patio junto a la grieta abierta en la base del colegio. / LA VOZ
Jerez

Los padres del Colegio de Sordos denuncian el mal estado del centro

Una grieta de grandes dimensiones pone en peligro la integridad de los niños Aseguran que llevan cinco años reclamando el arreglo integral del inmueble

W. JAMISON
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No ha pasado todavía ninguna desgracia, pero, tal como queda patente en las imágenes, puede suceder cualquier día. Comenzó como una grieta hace aproximadamente cinco años y ya se ha convertido en un agujero de enormes dimensiones y que deja una parte de la base del edificio pendiendo y con la sensación de que de un momento a otro se puede venir abajo. Los padres del Colegio de Educación para Sordos de Jerez aseguran que es una muestra más de que «las instalaciones no reúnen las mínimas condiciones de seguridad, y la integridad física de nuestros hijos con discapacidad está diariamente en peligro».

El centro, al albergar a niños y jóvenes de toda la provincia, depende de la Delegación Provincial de Educación (Junta de Andalucía), que, según la presidenta de la Asociación de Padres y Amigos del Colegio, Lourdes Damián, «ha faltado sistemáticamente a sus compromisos, siendo ya muchos años de espera y decepción». Explica que, como padres, viven el día a día «con la esperanza de que no ocurra una desgracia que después todos lamentaremos». Y asegura que no desean que «el presidente de Gobierno nos reciba en el Palacio de la Moncloa para darnos sus condolencias, queremos que asuman su responsabilidad y nos garanticen la seguridad de nuestros hijos».

Apunta que han remitido cartas a José Luis Rodríguez Zapatero, a Manuel Chaves como presidente de la Junta y a la Consejería de Educación. Incluso han presentado una denuncia formal ante el defensor del Pueblo Andaluz, «y estamos dispuestos a seguir luchando por lo que entendemos que es un derecho».

«Somos conscientes de que, con la crisis económica, los recursos son más limitados y los responsables políticos deben de priorizar las actuaciones, pero no pedimos que nos pongan calefacción, que nos arreglen las goteras o que nos mejoren el mobiliario, pedimos que se nos garantice la integridad física de nuestros hijos cuando acuden al centro educativo», añade, visiblemente preocupada, la propia Damián.

Situado en el Rancho Colores, prácticamente a pie de la carretera N-IV (salida de Jerez dirección Cádiz), el Colegio de Educación para Sordos cuenta actualmente con 55 alumnos, con edades comprendidas entre los 3 y 21 años y provenientes de toda la provincia. Comenzó a funcionar en 1983 y lleva desde 1997 reclamando un arreglo de las instalaciones. La situación comenzó a ser preocupante, según cuenta el colectivo de madres y padres, hace aproximadamente cinco años, cuando apareció una grieta en la base del edificio que ha ido creciendo con el paso del tiempo hasta adquirir las dimensiones actuales.

No entienden que el proyecto «se encuentre finalizado y visado, a falta sólo de una orden ejecutiva, y las obras no hayan empezado aún». Exigen que el inicio sea urgente, porque no saben si algún día tendrán que lamentarse «porque haya pasado una desgracia».

wjamison@lavozdigital.es