PAN Y CIRCO

Sin novedad en el frente

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sta semana hemos sumado a las hemerotecas un nuevo episodio de incidentes graves en el fútbol. Una nueva agresión a un árbitro, esta vez, en partido de Preferente Juvenil. Un colegiado de 34 años fue brutalmente golpeado en la cara y pateado por tres futbolistas del AD Cerro, de edades comprendidas entre tan sólo 16 y 18 años. Irónico nos resulta ahora que las siglas del equipo signifiquen Amigos Deportivos. El motivo, si es que se puede justificar lo injustificable, señalar un penalti en contra y expulsar a dos de ellos. Por desgracia, casi todos los domingos nos enteramos de un nuevo caso de violencia en los campos de juego. Lo tremendo de este asunto es que, además de que ha dejado de ser una novedad, se ha convertido en el fiel reflejo de parte de nuestra sociedad. Prueba de ello es que algunos padres alientan a sus hijos a la hora de demostrar quién es el dueño del terreno. Lo tremendo es que, al haber tenido tanta repercusión esta atroz paliza, al agredido se le han pedido disculpas. Otros, en cambio, se han quedado postrados en la cama de un hospital sin que nadie se haya enterado de su situación. Lo tremendo es que los violentos consideran que no han hecho nada malo y que sólo se limitaban a defender una injusticia. Lo tremendo es que la Federación Andaluza de Fútbol, de momento, sólo ha condenado los hechos. Lo tremendo sería que a esta plantilla se le dejara seguir participando en la liga y no recibiera el merecido castigo de la expulsión. Lo tremendo es que no hay la suficiente seguridad en estas canchas de mala muerte. Lo tremendo es que nos estemos quedando sin directores de la contienda y lo tremendo es que, a gran escala, la prensa sea también la culpable de, en determinados momentos, fomentar la ira contra los colegiados para ocultar los errores de las grandes estrellas.