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La niña mauritana confirma que la forzaron a tener relaciones con el marido bajo amenazas

La joven declara ante el juez que los padres la obligaron a casarse con 12 años y los acusa de propinarles palizas

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El tribunal de la sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cádiz celebraba ayer el segundo día de juicio contra los padres y el marido de la niña mauritana vecina de Puerto Real, que supuestamente fue víctima de violaciones, amenazas, agresiones y coacciones. Y que fue casada a la fuerza a los 12 años con un primo de 40 años.

La sesión de ayer fue, sin duda, una de las más angustiosas y duras de todo el juicio, ya que estuvo marcada por las lágrimas de la joven que ahora cuenta con 16 años, y que tuvo que recrear ante el tribunal su versión de los hechos. Apenas un día antes, en la primera sesión, los tres acusados habían negado todas y cada una de las acusaciones que se le imputan: tanto la agresión sexual como que la obligaran a casarse con su actual marido (al menos en Mauritania). La chica, sin embargo, desmintió ayer a sus padres y a su esposo, confirmando la violación y acusando a sus padres, incluso, de amenazarle con la lapidación si no accedía a tener relaciones sexuales con el hombre.

La fiscal -que es la que soporta todo el peso de la acusación, ya que la joven no tiene abogado propio- solicitó especialmente que la declaración de la chica se hiciera por medio de videoconferencia, no sólo para mantener la intimidad de la chica, que sigue siendo menor de edad. Sino también para no someterla a la enorme presión que supone declarar ante la veintena de familiares y conocidos de los padres, de origen mauritano, que en cada sesión han abarrotado la sala de vista del Palacio de Justicia, para apoyar a los acusados.

El principal testimonio

La joven, a través de la pantalla y entre lágrimas y sollozos, recreó el calvario que sufrió durante dos años: desde diciembre de 2005, cuando fue obligada a casarse con su primo en Mauritania; hasta la última agresión sexual cometida en Cádiz en junio de 2007 cuando el esposo -El Mari S. O. A.-viajó a España y visitó a la joven para tener relaciones sexuales con ella.

La menor había regresado a España casi un año antes sin su marido, aquejada de una crisis de ansiedad producida supuestamente por las violaciones que sufrió tras la boda en el país africano. Según la joven, allá en Mauritania la madre la encerraba también bajo llave para que el marido consumara el matrimonio a la fuerza.

En España, -según relató ayer- sufrió igualmente maltratos y amenazas por sus padres, que la obligaban, por ejemplo, a llamar a su marido por teléfono y le daban pellizcos si no lo trataba con cariño y falso respeto. En la visita del marido en 2007, cuando se produjo la última agresión, llegaron incluso a amenazarla con la «lapidación» si no se acostaba con su esposo, según confirmó ayer la joven.

Fue tras estos hechos -que se juzgan ahora- cuando la joven denunció la agresión, las amenazas y los maltratos sufridos por sus padres. La Fiscalía pide por la agresión sexual, la coacción, las amenazas y los malos tratos penas de 10 años de cárcel para el esposo y de 16 y 18 años para los padres.

Además de la joven, acudieron ante el tribunal la familia española y vecina de los padres en Puerto real, que asegura haber acogido a la niña desde su nacimiento. Fueron ellos también quienes acompañaron a la joven a interponer la denuncia tras la violación. Y ayer dieron algunos detalles sobre supuestas agresiones anteriores y, sobre todo, acerca del cambio en la personalidad de la joven tras el matrimonio.

Para la defensa de los acusados, sin embargo, estos testimonios no son relevantes, ya que no son testigos directos de ninguna agresión por parte de sus defendidos.

También intervinieron una psicóloga y el ginecólogo que atendió a la pequeña tras ser violada. Y éste reconoció que en la exploración encontró hematomas y signos de penetración. Aunque desde la defensa consideraron también que tales marcas no se deben a una violación, sino a una relación sexual consentida. Algo que tanto el marido y los padres reconocen que ocurrió.

El juicio continuará con una tercera sesión el próximo jueves día 12 con nuevos testigos, esta vez solicitados por la defensa. Así como diversos peritos, a petición de la fiscal.

mgarcia@lavozdigital.es