TENSIÓN. El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, acompañado por responsables de su partido, ayer, en rueda de prensa. / EFE
ESPAÑA

El PSE rechaza gobernar en coalición con el PNV bajo presidencia de Ibarretxe

Los nacionalistas ofrecen llevar el plan de estabilidad a Madrid para apoyar en el Parlamento a Zapatero Los socialistas confían en conseguir el apoyo necesario

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El Partido Nacionalista Vasco pidió ayer al PSE compartir un gobierno de coalición presidido por el candidato más votado en las elecciones del domingo, Juan José Ibarretxe. A cambio, ofrecieron dar estabilidad en Madrid al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero pincharon en hueso, porque los socialistas no estaban dispuestos a dar el sí a ningún acuerdo que no pase por aceptar a su líder, Patxi López, como lehendakari.

Según lo previsto, los trenes nacionalista y socialista chocaron ayer en Bilbao, pero la federación vasca del PSOE cree no haber descarrilado y apostó por abrir su propio proceso negociador para iniciar «una nueva etapa con un nuevo liderazgo» en la comunidad.

Cuarenta minutos fueron suficientes para constatar el universo que separa a PNV y PSE. Pasadas las 10:30 de la mañana llegó a la sede nacionalista la delegación de los socialistas vascos integrada por su presidente, Jesús Eguiguren; el secretario de organización y portavoz, Rodolfo Ares; y los secretarios generales de Álava y Guipúzcoa, Txarli Prieto e Iñaki Arriola.

La comitiva fue recibida por la secretaria de la Ejecutiva del PNV, Belén Greaves, que les condujo a la planta noble del edificio, donde les esperaban el presidente del partido, Iñigo Urkullu; el candidato a la reelección, Juan José Ibarretxe, y los presidentes de Vizcaya, Álava y Guipúzcoa, Andoni Ortúzar, Iñaki Guerenabarrena y Joseba Egibar, respectivamente.

Recetas anti crisis

Tras los saludos de rigor, Urkullu puso sobre la mesa un documento de dos folios con las «bases para el acuerdo de estabilidad» que propicie de la manera «más rápida y sólida» posible un a«puesta en común para la coalición o pacto de legislatura» para constituir el Gobierno de Euskadi.

La entente incluiría un «plan de choque» contra la crisis y por el empleo; la búsqueda de la paz a través de la promoción de los derechos humanos y «la lucha» contra el terrorismo; «estabilidad» de las instituciones vascas para «profundizar» en el autogobierno de la comunidad y «corresponsabilidad en la política de estabilidad desde las Cortes Generales del Estado», en alusión a los apoyos que necesita el PSOE para apuntalar su gestión en Madrid.

Momento de duda

Fuentes nacionalistas aseguran que una propuesta de ese calibre «cogió por sorpresa» al PSE, partido al que reprochan que «acudió a la cita a cumplir con el trámite». Estas fuentes relataron que, tras unos instantes de «duda y silencio», tomó la palabra el portavoz socialista, Ares, quien mostró su conformidad con la oferta, pero preguntó quién estaría al frente de ese hipotético gobierno. El PNV fue claro: Ibarretxe.

La delegación socialista rechazó de plano esa posibilidad, proclamó como objetivo irrenunciable que la presidencia del próximo gobierno vasco recaiga en López y recordó que el PSE cree contar con los votos necesarios para superar la investidura con sus 24 escaños socialistas, los 13 del PP y el parlamentario de UPyD. Habían transcurrido cuarenta minutos y el bloqueo era insalvable. Ambas delegaciones se despidieron sin fijar fecha y hora para un nuevo encuentro, que presumiblemente se celebrará en breve.

En rueda de prensa, Urkullu denunció «el cinismo político» del PSE, a cuyos dirigentes acusó de pretender la Lehendakaritza con los votos del PP pese a que en la reunión dieron a entender que «están de acuerdo con nuestro acuerdo de bases si aceptamos un lehendakari socialista».

El PSE dio su versión en un comunicado en el que anunció que hablará con todas las fuerzas y recabará apoyos a un gobierno «de cambio» presidido por López. El líder del PSOE vasco está convencido de que podrá alcanzar los apoyos necesarios.