«Las facilidades para montar una escuela infantil son mínimas»
Sonia Cabello y Virginia López son las propietarias de la guardería Doña Popi de Cádiz, que tiene concertadas la mayoría de las plazas
Actualizado: GuardarFalta de demanda o padres haciendo cola para hacerse con una plaza en una guardería privada aunque se lleve más de la mitad del sueldo parecen razones suficientes para que el número de negocios de este tipo crezca, pero los datos no acompañan a la lógica. En los últimos cuatro años apenas se han abierto 24 centros en la provincia, una de las que menos tiene.
Animadas, precisamente, por la carencia de guarderías Virginia López y Sonia Cabello decidieron abrir la Escuela Infantil Doña Popi, en pleno casco histórico de Cádiz. No habían terminado la obra del local y ya estaban recibiendo solicitudes de los padres, que se acercaban a informarse. Ambas contaban con una experiencia anterior que comenzó en Chiclana, donde tienen un centro similar. Cádiz era un reto y la posibilidad de tener el trabajo en la misma ciudad donde viven.
Hasta cinco años tardaron en encontrar el local apropiado, porque estaba claro que tenía que ser en el centro de la ciudad, donde menos oferta hay. Y lo encontraron justo al lado de la Catedral, donde el espacio les dio para 48 plazas, 41 de ellas concertadas con la Junta. «Utilizamos un método pedagógico a base de fichas, no sólo se trata de mantener a los niños entretenidos con juegos», asegura Virginia.
Montar el negocio no fue fácil. «Nos han pedido permisos de todo tipo y han venido inspectores de todas las administraciones, pero las ayudas han sido escasas». Apenas ahora comienzan a cobrar alguna subvención, cuando abrieron en septiembre. «Con la demanda que hay no entiendo por qué no se dan facilidades para este tipo de iniciativas», se pregunta una de las propietarias.
El centro cuenta con ocho profesoras y permanece abierto desde las 7:30 de la mañana, cuando comienza el aula matinal hasta las 17:30, que es el horario de ludoteca. Sonia asegura que la guardería hace mucho hincapié en acercar los profesores a los padres. «Los niños son muy pequeños, nos llegan desde las 16 semanas hasta los tres años, que es lo que se incluye en este ciclo educativo y dejarlos con personas que no conocen es duro». Para ello organizan reuniones, los atienden al teléfono cada vez que llaman y acercan el centro a las familias.
Las responsables de Doña Popi admiten que los conciertos son limitados, «sobre todo para respetar la ratio de alumnos», por lo que piden un aumento. El local de la escuela infantil cuenta con 255 metros cuadrados en los que atienden a ocho niños de cero a un año, 15 de uno a dos y 20 de dos a tres. El local se encuentra junto a un patio trasero, propiedad de la Junta, que adaptaron en su momento para los alumnos tras recibir el permiso del Ayuntamiento, pero que finalmente han cerrado por la insistencia de la Administración. Las propietarias piden tener acceso a ese patio mientras siga en desuso. «Cuando haya un proyecto en marcha y haya que cerrarlo lo haremos sin más, pero es una pena que los pequeños no puedan disfrutar de él», dice Virginia.