«En el cine, como en la literatura, hay clases»
Acompañó a Fernando Meirelles en la presentación de 'A ciegas', la adaptación al cine de su 'Ensayo sobre la ceguera'
Actualizado: GuardarEl escritor José Saramago y el director Fernando Meirelles presentaron ayer en Madrid A ciegas, la adaptación cinematográfica de la novela del Premio Nobel, Ensayo sobre la ceguera. La película, protagonizada por un «elenco multiétnico» de actores, encabezado por Julianne Moore, muestra a una humanidad sitiada, amenazada por una extraña epidemia de ceguera.
Todos aquellos que se quedan ciegos son encerrados en un hospital, sin ningún control médico, con los accesos cerrados y controlados por el Ejército. Sólo una mujer (Moore) no ha perdido la visión, pero decide mantenerlo en secreto para poder estar con su marido. La película llegará a España el próximo 13 de marzo. Pero esta falta de visión que padecen estas personas, y que lentamente se traslada a toda la humanidad, no es la peor de todas. «La peor ceguera es la mental, que hace que no reconozcamos lo que tenemos delante», consideró Saramago.
Lo que les ocurre a los protagonistas bien podría ser una metáfora de la ceguera de la humanidad ante los problemas y las desigualdades, como así lo entendió Meirelles tras releer numerosas veces esta novela, que muestra a una humanidad sitiada que saca a relucir sus instintos más primarios y acaba luchando por sobrevivir.
«Casi perfecta»
«Si puedes mirar, ve, si puedes ver, repara». Esta es la dedicatoria que escribió para el diario de rodaje de A ciegas José Saramago, para quien la película «está muy bien, la adaptación es casi perfecta». Hecho el análisis, el patriarca de la literatura lusa estuvo batallador y matizó que el título del filme no le gustaba y que echó de menos algunos episodios del libro «que da para todo», añadió. Más reflexiones, cuando supo que Gael Garcí Bernal iba a ser el malo de la película, pensó que «con esa cara y figura no podía hacer la personificación de la maldad. Es muy simpático para el papel, pero lo hace bien».
Acompañado de su esposa Pilar del Río, el octogenario se movió a paso lento cuando le estaban haciendo las fotos, pero ya sentado al lado de Meirelles desplegó toda su ironía y sabiduría. Así, tras declarar que lo que importa «es que la película sea buena como película y la novela buena como novela», recordó su primer encuentro en Lisboa con el cineasta. «Me hizo muchas preguntas a las que yo sólo podía dar respuestas literarias. Le dije que hiciera lo que quisiera y que no me preguntara más», comentó.
Reticente a que su novela se llevara a la gran pantalla, Saramago rechazó numerosas propuestas, hasta el día que apareció el productor del filme «y como me gusto su cara, dije que sí. A veces sólo es una cuestión de simpatía y antipatía», declaró el escritor, que puede que continúe su relación con el cine con una posible adaptación de El hombre duplicado.
Y eso que su escepticismo no le ha hecho creer en la fábrica de sueños. Es más, dijo que no creía que «el cine haya influido en mí, pero como todo influye en todo, puede que sí. En el cine, como en la literatura, hay clases. Hay que volver a los clásicos», concluyó.