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CAÍDO EN DESGRACIA. Raúl Castro dialoga con Pérez Roque en una imagen tomada en enero en el aeropuerto José Martí. / REUTERS
MUNDO

Cuba aparta a los «ministros indignos»

Fidel Castro explica que Lage y Pérez Roque fueron relevados por «dejarse llevar por la ambición»

MILAGROS L. DE GUEREÑO
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La comidilla ayer en Cuba era la «liberación» de Carlos Lage y Felipe Pérez Roque de sus puestos. Aún sin reponerse de la sorpresa y las elucubraciones de si serían promovidos, una reflexión de Fidel Castro aclaró, aunque no los menciona por sus nombres, que fueron destituidos porque se dejaron llevar por «ambiciones que les condujeron a un papel indigno».

Pero los cubanólogos coinciden en que el cambio en la Cancillería facilitará la comunicación con el nuevo Gobierno de Estados Unidos, ya que las declaraciones de Pérez Roque siempre estaban plagadas de calificativos duros contra «el imperio y sus esbirros». Sin embargo, nadie duda de que el político destituido trabajó mucho en mejorar la diplomacia y que fue un portavoz insuperable que no tomaba ninguna decisión por su cuenta. Los expertos sostienen que Raúl Castro, quien ha expresado su disposición a reunirse con Barack Obama, quiere empezar la nueva etapa en las relaciones con la Administración norteamericana con un titular de Exteriores menos estigmatizado.

Desde el mediodía del lunes la efervescencia dominó las conversaciones de periodistas y diplomáticos para tejer hipótesis sobre el monumental baile de ministerios y sus razones. Los más sosegados insistían en ver un desarrollo normal de los acontecimientos expuestos por Raúl Castro en sus discursos desde que asumió formalmente la presidencia. Algunos incluso opinan que debía haber fusionado los cuatro ministerios relacionados con el sector alimenticio: Industria Alimenticia y Pesca -reagrupados en uno-, Agricultura y Azúcar.

Burocratización

El reto será eliminar la burocratización en la cadena de decisiones, pero también la tentación de los ministros de actuar como empresarios. Cuba es un país atípico en muchas cosas, entre ellas la forma de hacer negocios, ya que en la mayoría de las firmas mixtas el socio es el estado y la cara visible suele ser el ministro de turno o, en otras ocasiones, como en el campo de la biotecnología, la decisión final depende del Consejo de Estado.

Otra lectura era que con la gran remodelación, todavía sin concluir puesto que la nota oficial del anuncio adelantaba otros cambios estructurales en el organigrama estatal, Raúl Castro tomaba realmente las riendas del poder después de haber estado bajo la supervisión de su hermano mayor.

Sin embargo, la reflexión del 'compañero Fidel' descolocó a los más arriesgados, que aventuraban posiciones encontradas entre quien durante más de 49 años gobernó la isla y su heredero. La tituló Cambios sanos en el consejo de ministros y rechazó las definiciones de «hombres de Fidel» y «hombres de Raúl».

«Jamás subestimé la inteligencia humana, ni la vanidad de los hombres», escribió Fidel Castro. Recordó que «los nuevos ministros que acaban de nombrarse fueron consultados conmigo, a pesar de que ninguna norma obligaba a los que los propusieron, a esa conducta, ya que renuncié hace rato a las prerrogativas del poder».

Pero agregó que «no se ha cometido injusticia alguna con determinados cuadros. Ninguno de los dos mencionados por los cables como más afectados pronunció una palabra para expresar inconformidad alguna. No era en absoluto ausencia de valor personal. La razón era otra. La miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno. El enemigo externo se llenó de ilusiones con ellos».

Más claro imposible. No es la primera vez que un funcionario es separado del cargo por mal comportamiento o por corrupción. El perfil del resto de los entrantes responde a hombre leales a Raúl, procedentes de las Fuerzas Armadas y el Partido Comunista. Como opinó la disidente Marta Beatriz Roque, «tenemos un gobierno más militarizado y más envejecido. Balance general: más de lo mismo».

El convaleciente líder cubano, de 82 años, quiso dar carpetazo al tema agregando: «No acepto que se mezcle ahora la chismografía con el Clásico de Pelota que está próximo a comenzar».