Avance?, what avance?
Ni machismos, ni feminismos. Dejémonos de etiquetas, de posiciones enfrentadas, de rasgarnos las vestiduras o de quemar el sujetador. La cuestión es mucho más sencilla, le pese a quien le pese: a día de hoy las mujeres tenemos menos oportunidades profesionales, cobramos un menor salario por el mismo trabajo que los hombres, solemos ver mermadas las posibilidades de ascenso sin razones lógicas o que se sustenten en nuestra profesionalidad y somos sometidas a juicios más estrictos en nuestra faceta laboral, incluso en cuanto a la apariencia se refiere.
Actualizado:No sólo sufrimos más la lacra del paro -y si no lo creen ahí tienen los datos de Jerez-, sino que no solemos alcanzar fácilmente -a veces nunca- puestos directivos, por muy duro que se haya trabajado y por mucho que se haya sacrificado de la vida personal en el empeño de hacer el mejor trabajo posible.
Y claro, luego está lo de la maternidad, lo de conciliar vida familiar y profesional. Perdonen que no me ría a carcajadas. Hay pocos casos de los que conozco de superejecutivas que no tengan detrás una biografía de fracasos sentimentales y, por supuesto, de ausencia de tiernos retoños en casa. Y si los hay llega un momento en el que la mala conciencia se impone, el instinto maternal sale a relucir frente a todo lo demás, y la gran profesional se marcha a casa para tratar de compensar tantos días en los que ha sido la niñera o la abuela la que les ha dado de cenar y les ha arropado.
¿Avances? Les reto a que de aquí al próximo día 8 de marzo me digan cuáles. Y a estas alturas no me voy a conformar con esa historia de que ya no estamos en casita con la pata quebrá.