CARIÑOSA. Hillary Clinton saluda con un beso al jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, a su llegada a la cumbre. / AP
MUNDO

Ayuda para Gaza a cambio de paz

La cumbre de donantes de Egipto destina 3.600 millones a la recuperación de la Franja

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«No podemos permitirnos el lujo de más reveses o retrasos, o arrepentimientos acerca de lo que pudo haber sido si se hubieran tomado otras decisiones. Ha llegado el momento de mirar hacia adelante, con la vista puesta en el aspecto humano de lo que años de conflicto regional han significado para los palestinos y para otros. Estados Unidos está comprometido con una paz comprensiva entre Israel y sus vecinos árabes, y la vamos a perseguir por muchos frentes».

Son palabras de Hillary Clinton, que ayer eligió la conferencia internacional sobre la reconstrucción de Gaza para hacer su primera aparición en Oriente Próximo como flamante nueva secretaria de Estado. Y para dejar claro que la Administración de Barack Obama va a involucrarse desde el primer momento en la convulsa política de la región, incluida la búsqueda de la solución de dos Estados, EE UU contribuirá con ayudas económicas que, según advirtió ayer Clinton, «no pueden separarse de nuestros esfuerzos más amplios para alcanzar esa paz».

Empezando por Arabia Saudí, cuya aportación alcanza los 1.000 millones de dólares (790 millones de euros), países del golfo Pérsico, la Comisión Europea, Italia, Alemania o Argelia -además de España, con 180 millones- prometieron ayer en la cumbre organizada por el presidente egipcio, Hosni Mubarak, en Sharm el-Sheij hasta 3.600 millones de euros, que se librarán en los próximos años. Un dinero que estará destinado a resucitar Gaza tras la operación israelí Plomo Sólido, que concluyó el pasado 18 de enero tras 33 días de ofensiva y 1.314 muertos, y que, en cualquier caso, será canalizado a través de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), y con garantías de que ni un solo céntimo será controlado por los islamistas de Hamás.

A insistir en esta circunstancia estuvo orientado buena parte del discurso de Hillary Clinton, que tras anunciar la donación a los palestinos de más de 700 millones de euros por parte de Estados Unidos, incidió en que su Gobierno ya ha establecido salvaguardas con la Autoridad Nacional Palestina «que aseguren que nuestros fondos sólo son usados donde y para lo que están destinados, y no terminarán en las manos equivocadas», dijo, en referencia a Hamás.

Despejar inquietudes

La secretaria de Estado advirtió de que para considerar a Hamás o un Gobierno de unidad palestino -reclamado ayer por la comunidad internacional reunida en Egipto-, el movimiento radical islámico deberá primero reconocer a Israel y renunciar a la violencia. Clinton despejaba así de paso las inquietudes surgidas acerca de un posible acercamiento de Washington a los integristas, paralelo al que se avecina con Irán o Siria, alimentadas meses atrás cuando dirigentes de Hamás dijeron haber recibido la visita de asesores norteamericanos próximos a Obama y el viaje en enero a la Franja del senador John Kerry, quien no obstante no hubo contacto con políticos del grupo catalogado como terrorista por EE UU.

«Trabajaremos con nuestros interlocutores palestinos, el presidente Mahmud Abbas y el primer ministro Salam Fayad para abordar las necesidades presupuestarias, de seguridad y de infraestructuras», reiteró la jefa de la diplomacia norteamericana, haciendo especial mención de su vocación de dar solución a las «críticas necesidades humanitarias». Fiel a la filosofía de la Administración demócrata de activar cuanto antes medidas que sean apreciables en la calle, la ex primera dama mostró particular preocupación por hacer llegar esa ayuda a la población civil, para lo que reconoció que sólo cabe «promover condiciones para que un Estado palestino pueda desarrollarse plenamente, en paz con Israel y responsable de su gente».

Tal y como reconoció el secretario general de la ONU, Ban Ki- Moon, «la situación en los pasos fronterizos es intolerable. Las agencias internacionales y los productos no pueden pasar. Nuestra indispensable meta, pues, es abrir esas vías».