Unidad de licencias, sí y unidad de mercado, también
La vida en el campo y el hecho cinegético, cursilerías en boca de Bermejo, ha puesto de relieve un problema más que afecta de lleno al denominado Estado de las autonomías. Se necesitan diecisiete licencias para cazar en España, una por comunidad autónoma y desde luego no parece razonable. El problema se agudiza en otros ámbitos mucho más importantes y demuestra que el proceso de descentralización del Estado no tiene límite. Sólo hay que ver el derrotero seguido por las últimas reformas estatutarias, auspiciadas por el propio Presidente del Gobierno.
Actualizado: GuardarDesde el banco azul, el Ministro rojizo o bermejo, son sinónimos, montera en mano la levantaba ante la aclamación de una parte del respetable, encajonado en un trozo del coso, ahora hemiciclo. Pedían la oreja a la voz de torero, torero. Pero, ahora no sabría si la petición de premio, era para el torero o para el toro. Con seguridad, el toro de Osborne no era. Este es negro zaino y aquel iba de azul. De espalda que es como lo vi, no eran sus atributos la cuestión más sobresaliente de la imagen, lo que sí acontece en la ya enseña nacional de nuestro toro de Osborne. Pobre toro al haberlo confundido. Al final entendí que muchos de los que aplaudían, por eso de la partitocracia, pedían la oreja y no se conformaron con ella, por lo que le fue ofrecida la cabeza completa. No pudo descabellar su faena urdida en compañía de otros y recibió él mismo la puntilla como premio. No salió a hombros, ni se le abrió la puerta grande, fue arrastrado por las mulillas. Sus errores, su soberbia y sin duda, las malas compañías han puesto en entredicho una vez más la doctrina de Montesquieu. Sí jueces, policías, ministros y seguro que algunos más no respetan ni las más elementales formas del Estado de Derecho, basado éste en la división de poderes, el despotismo se instalará en nuestras vidas, como lo ha hecho la crisis que se ha querido ocultar engañando primero a los ciudadanos con falsos diagnósticos de la realidad y ahora con estos artificios para disiparla.
Después de todo, al Presidente de Andalucía le ha durado poco su discurso autonomista manifestando el inicio de un expediente contra Bermejo por cazar sin licencia, para pedir ahora la conveniencia de unificarlas para la caza en todo el territorio español. La descentralización del Estado no es buena ni mala per sé. En lo que sea bueno y beneficioso para el ciudadano, tomémosla, en lo que sea perjudicial, rechacémosla. En las últimas reformas estatutaria, tan defendidas por ZP, no han tenido cabida incomprensiblemente los denominados mecanismos de coordinación basados en algo tan básicos como la confianza mutua. Mecanismo que existe en el Derecho de la Unión Europea, uno de cuyos exponentes es la Directiva 2005/36/CE, sobre reconocimiento de cualificaciones profesionales, que al ser reconocidas por un Estado surten efectos en los demás.
La paradoja de la caza y la autorización para su ejercicio, es extrapolable a la defensa a ultranza que demanda la unidad de mercado en el territorio español. Las barreras económicas, educativas y de todo orden llevadas a cabo por las comunidades autónomas generan costes de transacción que dificultan la generación de riqueza y por ende el crecimiento económico. La actual organización territorial del Estado impide la toma racional de decisiones que nos alejan definitivamente de la construcción de un Estado eficaz y eficiente.