PAN Y CIRCO

Incombustible raúl

Es curioso ver ahora, ya desde la lejanía del tiempo, cómo se va sucediendo la andadura de Raúl González en el Real Madrid. Debutó con diecisiete años de la mano de Jorge Valdano y pronto se ganó un sitio en el olimpo de los dioses futboleros

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Años tras año ha soportado la presión a la que suelen ser sometidos los elegidos, y también las críticas más crueles; incluso en su época de mayor esplendor sobre la hierba más de un listo llegó a sentenciar «el precoz derrumbe» del siete blanco. Recuerdo que cuando pintaban bastos, él solía decir: «No pasa nada»; la misma respuesta que daba a aquellos que le preguntaban su posición sobre la negativa de Luís Aragonés en llevarle a la selección nacional.

Lo cierto y verdad es que cada vez que se le da por muerto, futbolísticamente hablando, resurge como el Ave Fénix. Con sus treintaitantos tacos de almanaque, Raúl González está que se sale: ve puerta con una facilidad espantosa, encara a los defensas con la seguridad que le ofrece su propia clase, sabiéndose que tiene un alto porcentaje de posibilidades de ganarle el mano a mano y anda arriba en la clasificación de máximos realizadores de su equipo. Da la impresión que su cuerpo y su cerebro están de acuerdo para aguantar una temporada más de plenitud, porque lo más humano, lógico y científico es que de haber jugado sin bajar su proteico ritmo setentaitantos partidos al año, el héroe no esté roto física y mentalmente. La mayor confirmación está en el protagonismo recobrado en los diez últimos encuentros jugados con el Real Madrid. Por cierto, el equipo capitaneado por Raúl en dos semanas ha recortado ocho puntos al líder Barcelona, del que sólo le separan cuatro tras la derrota azulgrana de anoche en campo del Atlético de Madrid.