Núñez Feijóo recupera la Xunta para el PP tras cuatro años en la oposición
Los populares consiguen mayoría absoluta con un 47,1% del respaldo Los socialistas gallegos obtienen el 29,9 % de los votos, un 3,2% menos El BNG, con un 16,6% del electorado, dispondrá de 12 diputados
Actualizado:El electorado gallego penalizó al bipartito PSOE-BNG y devolvió la mayoría absoluta al Partido Popular, que podrá ver a su líder, Alberto Núñez Feijóo, al frente de la Xunta con 39 diputados, dos más de los que tenía y uno más de los que necesitaba para formar gobierno. A las diez y cuarto de la noche, con más del 80% del voto escrutado, el candidato socialista, Emilio Pérez Touriño, reconocía la derrota y felicitaba al PP por los resultados obtenidos. Su hasta ahora socio, Anxo Quintana, admitía poco después con gesto sombrío que se inicia una nueva etapa. «Es el momento para lamentar no haber conseguido nuestros objetivos», dijo.
Superado el sorpasso a Fraga en 2005, el renovado Partido Popular de Galicia ha vuelto por donde solía y podrá gobernar con una mayoría amplia, para satisfacción de su líder nacional, Mariano Rajoy, quien se multiplicó para apoyar a su candidato y libró en Galicia una durísima batalla mientras en su trastienda se escuchaban los ruidos de acusaciones de corrupción, espionaje interno y candidatos cesados en plena campaña electoral gallega. Un triunfo «por elevación» del presidente del PP, que a buen seguro tendrá su traducción interna en el futuro más próximo.
El vencedor de estas elecciones, Alberto Núñez Feijóo, esperó hasta casi las once de la noche para expresar su agradecimiento por el apoyo recibido del electorado y anunciar que trabajará por «la Galicia próspera y abierta» y gobernará «para todos». «A partir de este momento -concluyó- me pongo a disposición de Galicia, para todo lo que Galicia precise».
Rajoy también gana
Puede que la campaña, en la que los analistas y los propios protagonistas escenificaban dos batallas representadas por el presidente del Gobierno y el líder de la oposición, haya sido determinante, lo que significaría un triunfo de la apuesta de Rajoy por Núñez Feijóo sobre el amparo que Rodríguez Zapatero propiciaba para Pérez Touriño.
Tradicionalmente han sido los principales núcleos urbanos los que han propiciado los cambios en el panorama electoral de Galicia, y la tendencia se ha reeditado. Las zonas del interior de Galicia, con mayor peso de la población rural, han sido siempre más proclives a socorrer al poder establecido en el Pazo de Raxoi, mientras que han sido los principales núcleos urbanos de la franja atlántica gallega los que, finalmente, vienen promoviendo los cambios cuando pueden.
La penalización a los socios del bipartito se ha hecho más patente en las ciudades importantes, donde PSOE y BNG formaron gobiernos de coalición para cerrar el paso al PP. Solamente en Ferrol perdieron apoyos los populares, aunque sus dos rivales bajaron su porcentaje todavía más.
Por circunscripciones, el PP creció en las cuatro provincias mientras bajaron su porcentaje socialistas y nacionalistas, que perdieron un diputado cada uno en beneficio del equipo de Rodríguez Feijóo.
Resultados
Los porcentajes, cuando ya casi el escrutinio estaba completado, daban un 47,1% de respaldo electoral para el PP (un 2,5% más que en 2005), un 29,9% para el PSdeG-PSOE (un 3,2% menos) y el 16,6% para el BNG (2,2% menos).
A falta de contabilizar el voto de los residentes ausentes, el de la emigración, nada hace suponer que los resultados varíen en cuanto a la asignación de escaños en el próximo Parlamento de Galicia, como ha ocurrido en las anteriores ocasiones. Así, el PP dispondrá en la próxima legislatura de 39 diputados, el PSdeG-PSOE tendrá 24 y el BNG dispondrá de 12. Los dos integrantes del gobierno bipartito saliente se dejan un escaño cada uno en la contienda y el PP consigue dos más de los que tuvo en la última legislatura.
Pero los resultados no fueron lo único sorprendente. A las cinco de la tarde, los gallegos iban camino de igualar o superar su mayor participación histórica en unas elecciones autonómicas, la registrada en los comicios pasados, en 2005, cuando votó el 64,3% del censo. Tres horas antes del cierre de los colegios ya habían ejercido este derecho al voto el 49,3%, lo que suponía dos puntos y medio más de participación que hace cuatro años. La palma se la llevaba la provincia de Orense donde, con el 54,8% de participación, el aumento de votantes con respecto a 2005 era superior en más de cuatro puntos. Por el contrario, el registro más bajo se daba en Coruña, con el 47%, que aún así era 1,7 puntos superior al dato de hace cuatro años.
La mayoría de los gallegos, como suele ser habitual en esta región, no acudió a las urnas hasta después de comer. De hecho, el salto de participación entre las doce del mediodía y las cinco de la tarde fue enorme. Al mediodía, la participación no llegaba al 17%, lo que la colocaba unos tres puntos por debajo de la de 2005. Cinco horas después, el porcentaje de votantes había aumentado en casi cuarenta puntos.
Esta alta participación dejó varias anécdotas durante la jornada. Una de las más curiosas la denunció un candidato del BNG de Vigo, que cuando votaba en su colegio presenció cómo un hombre introducía el sobre por él y por su mujer, que no estaba presente. Los nervios le jugaron una mala pasada a un vecino de Compostela, que introdujo en la urna su DNI y se guardó en el bolsillo la papeleta de voto. Algo parecido le ocurrió a un presidente de mesa de Pontevedra, que en un despiste metió en la urna tres votos de un solo elector.