El dilema
Patxi López despejó anoche el dilema ante el que unos resultados menos satisfactorios de lo esperado habían situado a los socialistas vascos y al presidente Rodríguez Zapatero, al confirmar que presentará su candidatura a la investidura en la que podría convertirse en el primer lehendakari socialista de Euskadi con los votos del PP y de UPyD. La disposición de López a forzar el cambio tiene el efecto inmediato de subrayar la preeminencia de su partido ante unas negociaciones para formar gobierno que corresponde iniciar al PNV en su condición de ganador de las elecciones, anteponiendo la posibilidad real del relevo en Ajuria Enea a la notable distancia con la que Ibarretxe se ha impuesto en estos comicios, demostrando la dependencia que el PNV mantiene con respecto a su figura; y también a la constatación de que los resultados cosechados no son todo lo nítidos, todo lo airosos, como para permitir una administración holgada de los mismos, especialmente desde la óptica de un PSOE que anoche vivió la amargura de perder el Gobierno de Galicia y que comprueba cómo el PP de Rajoy sale victorioso de una doble cita con las urnas justamente cuando más acuciado parecía por las investigaciones en torno a la corrupción. Las palabras de López han subrayado lo más evidente a luz de la matemática electoral, que el cambio es posible.
Actualizado: GuardarSin embargo, los resultados han acabado siendo lo suficientemente endiablados como para no eliminar las opciones con las que el PNV tratará sin duda de tentar a Rodríguez Zapatero. Un presidente que no puede por menos que sentirse muy inquieto ante un panorama postelectoral en el que ha sufrido su primer revés serio tras el triunfo del PP en Galicia y en el que la posibilidad de revertir tres décadas de gobierno nacionalista en Euskadi ha quedado en manos de sus principales adversarios en el Congreso y de una Rosa Díez cuyo aval necesariamente tiene que provocar sentimientos contradictorios en Rodríguez Zapatero. De ahí que la partida que se inicia ahora deba dilucidar si la opción de los socialistas es gobernar gracias a los votos de los constitucionalistas o si pesará la alternativa de explorar un acercamiento al PNV supeditado al sacrificio de Ibarretxe.