Manuel de la Hera Oca. / L. V.
Ciudadanos

Muere a los 58 años el magistrado gaditano Manuel de la Hera Oca

Ayer domingo, falleció en la capital gaditana, a los 58 años de edad, el magistrado de la Audiencia Provincial de Cádiz, Manuel de la Hera Oca, víctima de un cáncer.

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Trabajador incansable, de gran responsabilidad y pundonor, así como una persona con un gran espíritu de superación y cultura es como lo recordaban ayer amigos y familiares que se acercaron al Tanatorio de Cádiz para dar el pésame a la familia, y que hoy darán su último adiós en la parroquia de San José de la capital.

Manuel de la Hera Oca nació en Cádiz en 1950, en una familia de larga tradición militar, que le inculcó el amor por el Ejército que ayer recordaban los miembros de su familia.

Cursó sus estudios de Derecho en las universidades de Navarra, Barcelona y de Zaragoza, siendo la última donde se licenció en 1972 como abogado. Su ingreso en la judicatura tuvo lugar años después, en 1980.

Tres años antes había contraído matrimonio con Inmaculada de Retegui, con quien tuvo a una hija y dos hijos, que ayer recordaban el carácter amable y sobre todo el espíritu curioso de su padre, amante de la lectura y el estudio. Esa personalidad inquieta lo mantuvo ligado a la Universidad, llegando a doctorarse en Historia en 2007 por la UCA. Su pasión por el conocimiento la demostró igualmente como uno de los más activos académicos de la Real Academia Hispano Americana de Cádiz, y de la Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras de Jerez.

Su carrera judicial la inició en 1980 en los Juzgados de Distrito de Herrera del Duque, Villanueva de la Serena y Don Benito (en Badajoz), desde los que se promocionó hasta el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Cervera del Río Pisuerga (Palencia), y ya como magistrado en los juzgados de Instrucción de Lérida y el de Primera Instancia y de lo Penal de Jerez, donde fue elegido juez decano del partido judicial.

Su entrada en la Audiencia Provincial de Cádiz se produjo en 1993, donde ha llegado a presidir la Sección Segunda del tribunal desde 1998. Por su labor en este tribunal recibió en 2007 la Cruz de la Orden del Mérito Policial con distintivo blanca, y actualmente se encontraba en trámite una petición para concederle la Medalla de San Raimundo de Peñafort. En los últimos años, fue nombrado también vocal de la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.

A pesar de la enfermedad, tuvo la entereza de compatibilizar los tratamientos médicos con sus estudios académicos y con su trabajo como magistrado, con un «espíritu de superación que -como recordaba ayer el presidente de la Audiencia Provincial y amigo suyo, Lorenzo del Río- ha sido un ejemplo para mucha gente, tanto personal como laboral».