Los electores vascos optan por el cambio socialista o la continuidad nacionalista
Las encuestas y los dirigentes de los partidos prevén que la victoria en los comicios se resolverá por un estrecho margen de diputados
Actualizado: GuardarLas elecciones vascas de hoy están en un pañuelo. Nadie se atreve a dar un pronóstico. Las últimas encuestas internas que manejan los partidos arrojan resultados similares. La del PSE da la victoria a Patxi López por uno o dos escaños; la del PNV refleja un empate o un triunfo de Juan José Ibarretxe por un diputado. Nunca hubo en Euskadi unos comicios tan reñidos, a la par que trascendentes: está en juego, nada menos, la continuidad nacionalista en el poder o el cambio socialista tras 29 años de hegemonía del PNV.
La incertidumbre sobre el resultado tiene un culpable: el 20% de indecisos. El comportamiento de este segmento en las urnas será, por tanto, determinante para ver de qué lado se inclina el fiel de la balanza. De todos modos, nada será igual a partir de mañana. Si vence el PSE, porque se pondrá fin a casi tres décadas de gobiernos nacionalistas; pero si gana el PNV también porque la campaña ha supuesto una enmienda a la totalidad al soberanismo abrazado en 1998 con la firma del naufragado acuerdo de Lizarra y apuntalado después con el plan Ibarretxe y el referéndum de autodeterminación.
Aunque las cifras están en el alero, el mapa postelectoral está consolidado. El PNV ganará en Vizcaya y el PSE, en Álava, pero la diferencia que logren los nacionalistas en el primer territorio se neutralizará con la que obtengan los socialistas en el segundo. La clave está, por tanto, en Guipúzcoa. El PSE ganó al PNV en esta provincia en las generales por 16 puntos y en las municipales, por cinco, pero unos comicios autonómicos son otra cosa.
La oferta socialista para gobernar es clara: en minoría -nadie se plantea lograr en solitario la mayoría absoluta- y llegar a acuerdos con unos y otros en función del asunto que se trate. Es la fórmula de la aritmética variable que aplica con resultado dispar José Luis Rodríguez Zapatero en Madrid. La propuesta del PNV es una incógnita. Ibarretxe no ha dicho nada durante la campaña, pero parece que reeditar el tripartito, o el cuatripartito con Aralar, es improbable por razones numéricas y políticas.
Numéricas porque es difícil que la suma de escaños llegue al listón de la mayoría, 38 diputados; y políticas, porque las desavenencias entre los socios se perfilan insalvables. Aún resuenan las palabras de Ibarretxe a los candidatos de Eusko Alkartasuna y Ezker Batua en el único debate de la campaña: «Unai (Ziarreta), Javier (Madrazo), parece que no habéis estado en el Gobierno», ante las críticas de estos a la gestión de su Ejecutivo.
Pellizcos de monja
López, en cambio, tiene los números a favor. Todos los estudios pronostican que la suma de PSE y PP llegará o superará los 38 escaños, y además tiene la reserva de UpyD, que puede lograr un acta parlamentaria. Los populares, aunque en la campaña hayan prodigado las patadas en la espinilla o los pellizcos de monja a López, porque no han sido más que eso, tienen claro, aunque no lo hayan dicho, que apoyarán la investidura del líder socialista, lo mismo que la formación que encabeza Rosa Díez.
El problema es que no es lo mismo gobernar con las credenciales de una victoria electoral que hacerlo sin ser el partido más votado. El PNV ha retado a López a que se comprometa a permitir que la formación que obtenga más sufragios gobierne, y el candidato socialista ha respondido de que de eso nada, que «si los números dan», irá a por el Gobierno. El PSE tiene garantías de la dirección federal de PSOE de que no se va repetir el caso de Navarra, donde los socialistas pudieron gobernar con Nafarroa Bai e IU, pero Ferraz lo vetó. López tiene manos libres para la investidura y después ya se verá.
El PNV ha tratado de atajar esta hipótesis con el único arma a su alcance, la colaboración en Madrid, y avisó de que entendería como «una agresión» la entente de socialistas y populares para desbancar a Juan José Ibarretxe. En privado, sin embargo, admiten que si esas dos fuerzas «suman 38, adiós».
Una colaboración de PSE y PNV, por otro lado, parece muy improbable, pese a ser la fórmula con más adeptos entre el electorado. López ha dejado claro que no va ser 'vicelehendakari' de un nacionalista, pero nada se ha dicho de que ese cargo lo ocupe otro socialista. El líder del PSE, además, se ha cuidado de diferenciar al PNV «de Ibarretxe» de un PNV sin el 'lehendakari', una forma de dejar abierta la puerta a una colaboración sin los nacionalistas sueltan lastre soberanista. López, sin embargo, ha defendido en público que esa alianza es de otros tiempos. Los nacionalistas, a su vez, dicen que tampoco están por ese acuerdo pues supondría aceptar «el mando a distancia» de Madrid.