ALIMENTACIÓN

¿De dónde vienen los peces?

Mi amigo Luis Olmo, padre de Don Celes y curioso de todo, me llamó hace unos días para hacerme la pregunta del millón. «¿De donde vienen los peces que comemos? ¿De nuestro mar Cantábrico que fué vivero de placeres pescadores en la mesa? ¿Y si no hay aquí, de donde?»

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Lo llaman la Revolución azul y tienen razón cuando se refieren a la acuicultura. Según la ONU, el pescado que hemos catado y reverenciado con orgullo, se acaba aunque supone todavía el 57%, y el resto viene de los cultivos marinos. Casi nada, si nos lo dicen hace 25 años cuando cantábamos aquello de «sardinas las de Santurce, merluzas las de Bermeo...» Se acabó y sólo queda para unos pocos. Se calcula que para 2050 la casi totalidad de la dieta de productos marinos vendrá de la acuicultura, y tiene particular importancia entre nosotros porque consumimos mucho pescado, casi 43 kilos persona y año contra 33 del resto del país, y el Cantábrico ofrece poco y caro.

Ahora, los arrantzales tienen que hacer muchas millas para llegar a los puntos de pesca, duro y caro. La merluza -los intentos de crianza han sido hasta ahora un fracaso- viene de Gran Sol, en el Atlántico -entre Escocia, Irlanda, Inglaterra y Francia- y los barcos que hacen esta ruta tardan entre 10 y 18 días. De Marruecos, Mediterráneo, América y Sudáfrica llegan refrigeradas y congeladas. Se acabaron aquellas de pintxo que llegan para unos pocos en unas horas.

Las sardinas europeas son las más exquisitas y vienen del Atlántico, del sur de la Península Ibérica y sobre todo del Levante; las anchoas, del Atlántico y Mar del Norte, aunque se pescan sobre todo en el Mediterráneo de agosto a octubre; el Besugo, símbolo navideño, abunda en el Atlántico y excepcionalmente en el Cantábrico.

El atún se captura en el mar y vive en plantas de engorde en el Mediterráneo, algunas frente a Murcia y Cartagena para llevarlo luego a Japón; el salmón es un veterano con gran tradición acuícola en Noruega, Escocia y Canadá, y los de río quedan para los aficionados a éste bello deporte. Querido Luís, lo tenemos fácil y difícil, según se mire. Ni las sardinas son de donde queremos, ni las merluzas, y poco a poco, todos serán de cultivo. Excepto para unos pocos, siempre es igual.