Un día de toros en Jerez
El pasado domingo día 15 de febrero, muchos aficionados de Cádiz, acudimos encantados a la simpática Plaza de Toros de la Escuela de Tauromaquia de Jerez de la Frontera, seducidos por la progresión artística de algunos de sus alumnos, muy especialmente como es obvio, motivados por la magnífica evolución de nuestro joven paisano Fran Gómez, que por cierto ese día estuvo sensacional en su actuación y sinceramente nos hizo disfrutar. Comentábamos a la salida de esa novillada en clase práctica, que era encomiable la abnegada labor didáctica del profesorado de esas escuelas, porque si ya es dificultosa y ardua la tarea de enseñar en cualquier arte, en el arte del toreo es más meritoria y alabable la empresa por el alto riesgo que conlleva.
Actualizado:Qué pena que en estos eventos existan notas negativas a mi juicio, como la conducta de la Presidencia aquel día, pues daba la sensación que más que colaboradora con el esfuerzo y arrestos del aludido profesorado, parecía mostrarse contradictoria e insensible con esa meritoria tarea y, lo que es peor, con la emotividad de los incipientes aspirantes.
Modestamente. me atrevo a opinar, que la Escuela merece contar en sus clases prácticas, con una presidencia al menos compuesta de buenos aficionados, conscientes y en consonancia con el cometido docente y la sensibilidad e ilusión de los chavales alumnos y dejar la arrogante rigurosidad para otras plazas importantes con profesionales, aquí solamente con esas actitudes se logra hacer sufrir a muchachos con comportamientos ejemplares socialmente y eso francamente no conduce a ningún sitio.
Tampoco veo de recibo ese subalterno con un jersey; en estos tiempos la fiesta no puede ser también maltratada por los propios taurinos, hay que concienciarse y hacer ver que estamos ante un ancestral ritual donde se pone en juego la vida, para cuya liturgia el atuendo ha de ser adecuadamente decoroso y acorde con la tradición.
Eduardo Llorens Ruzo. Jerez