Nuestro antiguo carnaval
Actualizado: Guardaray cosas curiosas; póngase usted en la etimología de amoníaco, viene de Amón. La gente se meaba en las paredes de su templo, y al cabo, a la sal que aparecía le atribuyeron propiedades (por lo del Dios). De chico, cuando me picaba una abeja, orinaba en la tierra, hacía barro y me lo untaba en la picadura. Eso me lo enseñó mi abuela, mis entendederas eran cortas (bueno, son), pero resulta que utilizaba la uroterapia, cosa antigua-antigua que parece ser que es la leche (y ya ve, es la orina). Lo mismo te cura el reúma sin que salte el levante que te quita el cansancio que te da el levante que te procura un levante sexual de categoría... Dicen que tiene una base científica, los microorganismos que infectan nuestro cuerpo forman toxinas y estimulan al sistema inmunológico a que formen antídotos. Estos los soltamos con la orina y claro está, si echamos un buchito, obligamos a las bacterias a tomar de su propia toxina y es una autovacuna más efectiva que el cubata de garrafón... Pero eso es a lo bestia. Así, como lo de la abeja, también va de lujo como cosmético (te quita las arrugas, porque tú lo vales), por lo visto convivir en ese ambiente es como llevar una farmacia encima... Por eso estaba olisqueando el otro día (la verdad es que huele peor que el Flutox), pero se me vino a la cabeza lo antiguo que es nuestro carnaval Tesis hay... así, pero se vienen estancando con las Saturnales de los romanos (que igual el «Balbo, ladrón» es un trozo de un libreto...) y me da que esto, lo menos, empieza con los fenicios, que tenían emperentao su dios Baal Amón, con el del amoníaco Verá, otra tesis, puede ser... O no. De cualquier manera no paro de dar vueltas por Cádiz dándole gracias al cielo porque haya fallado el sistema de baldeos que tenía previsto el Ayuntamiento...