EL JEME

14 horas y 25 minutos de la tarde

Son las 14 horas y veinticinco minutos de la tarde y Rajoy aún no ha dimitido» dijo literalmente Leire Pajín, número tres del PSOE. Seguro que Rajoy está loco por dimitir para no desairar a Leire, pero el problema es que no puede porque no sabe a qué hora tiene que hacerlo; ¿a las 14 horas de la tarde o de la mañana? Parece como si Leire hubiera hecho las pruebas de diagnóstico diseñadas por la Consejería de Educación de Andalucía para evaluar los conocimientos matemáticos de los alumnos de 2º de ESO. El enunciado de uno de los problemas de la prueba decía: «sabiendo que en Hong Kong son cinco horas menos que en Madrid...». Bueno, en realidad son cinco más, porque si fueran cinco menos Hong Kong estaría en las afueras de Nueva York, pero el que elaboró el problema debió pensar que si la diferencia son cinco horas, tanto da que se sumen como que se resten. Pues Leire debió sacar sobresaliente en este problema insoluble. En fin, tenemos que ir acostumbrándonos a que la gente de la LOGSE empiece a desempeñar cargos y responsabilidades importantes. Ya tenemos a dos: a la miembra y a la especialista en husos horarios.

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El que en realidad dimitió a las 13 horas del 23-F fue Bermejo, nunca un apellido encajó tan bien en tan atrabiliario personaje, el fiscal rojo, hijo del jefe de los azules de Arenas de San Pedro, que para criar con desahogo a su prole obtuvo del Régimen la concesión de las dos gasolineras del pueblo.

La verdad es que esto de los significados de los apellidos procura enormes sorpresas, si se busca garzón en el diccionario RAE, el primer y el segundo significado que se obtienen es «mozo varón», el tercero alude al «ayudante por quien el capitán comunicaba las órdenes» y el cuarto a «hombre que comete sodomía». Por eso nadie debiera extrañarse de que este joven varón judicial fuese a una cacería a que su jefe le comunicase las órdenes para después ejecutarlas en el cuarto sentido respecto al enemigo político.

Sin embargo, en este cuarteto formado por el juez, el político, la fiscal y el poli, por cierto el mismo poli que se trajo a Roldán de Laos, el comportamiento más reprobable es el del juez, porque de los políticos ya sabemos lo que se puede esperar y al fin y al cabo ha dimitido, pero al juez se le debe exigir que cuide sus relaciones y amistades, porque la imparcialidad que le resulta exigible no es otra cosa que la ausencia de circunstancias externas que empañen la apariencia de neutralidad. La mayoría de los jueces observan escrupulosamente esta exigencia, absteniéndose en aquellos casos en los que pueda ponerse fundadamente en duda su imparcialidad, pero algunos no lo hacen y señaladamente Garzón se ha pasado esta exigencia ética y profesional por el forro de sus intereses políticos. Por eso resulta tan decepcionante que todas las Asociaciones Judiciales, que debieran haber sido las primeras en mostrar su más radical rechazo a este indigno comportamiento, hayan, en cambio, optado por un silencio corporativista que les resta credibilidad y le causa un daño inmenso a la, cada vez más, maltrecha confianza de los ciudadanos en la justicia.