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EN EQUIPO. Barack Obama abandona la sala de conferencias acompañado por Biden, Geithner y el asesor Orszag. / AP
MUNDO

El mayor déficit en sesenta años

El primer presupuesto de Barack Obama contempla un balance negativo del 12,3%

MERCEDES GALLEGO
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Barack Obama se enfrentó ayer a la desagradable tarea de anunciar los presupuestos con el mayor déficit que se haya visto en Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial: 1,75 billones de dólares -unos 1,36 billones de euros-, que suponen el 12,3% del PIB. En comparación, la UE fija un límite del 3% del PIB. «Hay momentos en los que uno se puede permitir redecorar la casa y otros en los que tiene que concentrarse en reforzar los cimientos», explicó el nuevo presidente norteamericano al anunciar un presupuesto de 3,55 billones -2,78 billones de euros- para el año fiscal 2010, que empieza a correr en octubre. Los cimientos, en este caso son energía, sanidad y educación, los tres grandes pilares a los que dedicará el grueso de la inversión.

«El primer paso para encarar este gran agujero fiscal es la honestidad», afirmó el director de la Oficina Presupuestaria, Peter Orszag. «Este presupuesto no jugará a los juegos típicos que se hacían asumir, en el sentido de que nunca más habrá un huracán catastrófico, que el impuesto mínimo alternativo se aplicará sin los ajustes de todos los años o que los costes de las guerras en Irak y Afganistán desaparecerán mágicamente de la noche a la mañana». Según él, la «nueva era de responsabilidad» incluye 2,7 billones de dólares (2,11 billones de euros) en gastos presupuestarios que la Administración de Bush excluía sistemáticamente.

Honestidad y responsabilidad están muy bien para empezar, ¿pero cómo hacer más con menos? Obama ha dado órdenes a todos los ministerios para que revisen sus gastos «línea por línea» y metan la tijera en todo lo superfluo, incluyendo Defensa. Pero por mucho que sumen y resten, los 10 millones que el secretario de Agricultura se ahorrará al modernizar programas y eliminar «una sarta de burocracia» se perderán como un vaso de agua en el océano frente a los miles de millones y billones de los que se habla.

Por eso, el primer presupuesto de la era Obama incluye dos grandes fuentes de ingresos ya anticipadas durante su campaña. El primero consistirá en diluir las deducciones fiscales que se aplica el 2% más acaudalado de la población, personas con un salario de más de 250.000 dólares -195.000 euros- al año que aportan el 35% de impuestos federales (además de los estatales y municipales). Así, según el ejemplo de The New York Times, las deducciones de 10.000 dólares (7.800 euros) que restaban 3.500 dólares (2.740 euros) de impuestos sólo restarán ahora 2.800 dólares (2.190 euros). Con ello se pretende generar en diez años 318.000 millones de dólares -248.790 millones de euros- que supondrán la mitad del fondo de reserva para la sanidad universal.

Otra parte de los nuevos ingresos que la oposición ve como una inadmisible subida de impuestos a los negocios que generan empleo es la tasa sobre emisiones contaminantes que se impondrá a las industrias. A juicio del Gobierno, eso incentivará el desarrollo de energías alternativas menos contaminantes.

Bajada de impuestos

Con esos ingresos se financiará la extensión de la bajada de impuestos temporales que se aplicó a la clase media y baja que gana hasta 75.000 dólares al año (58.680 euros). Obama quiere aumentar esa reducción de 400 dólares (312 euros) al año por trabajador hasta 500 dólares (391 euros), cumpliendo así su promesa de bajar los impuestos al 95% de la población estadounidense.

«Sé que esto no le va a caer bien a los grupos de presión y a los intereses especiales de Washington, que piensan que nuestra sistema impositivo está bien como está», avanzó Obama. «Pues claro, funciona para ellos, pero no creo que podamos continuar en ese curso», dijo el presidente, dispuesto a acabar con la tendencia impuesta por Bush de rebajar la presión fiscal a los más ricos.