Zapatero pide votos para dar al País Vasco un gobierno socialista «fuerte»
El presidente predice que el PSE tendrá una victoria incontestable que no dejará margen a los «enjuagues»
Actualizado:José Luis Rodríguez Zapatero se mostró ayer convencido del triunfo del Partido Socialista de Euskadi en las elecciones del domingo, pero reclamó que la victoria no sea por la mínima, sino «amplia» para que los socialistas formen «un Gobierno fuerte» sin necesidad de «enjuagues» con otras fuerzas políticas. En un tono triunfal y por momentos eufórico, instó a los vascos a elegir entre el «futuro» socialista o el «pasado» nacionalista, «progreso o conservadurismo, Patxi o Ibarretxe».
El líder socialista participó en el mitin de cierre de campaña del PSE en el pabellón de La Casilla, en Bilbao, e hizo de su intervención un elogio sin fin a un Patxi López «inmenso». Ante una multitudinaria concurrencia, entregada como pocas veces, Rodríguez Zapatero sostuvo que el PSE «no se conforma con ganar sin más», sino que aspira a alcanzar «una amplia mayoría para tener un Gobierno fuerte» y que su candidato sea un lehendakari «de todos». «Esta vez sí», tronó el líder socialista en medio del delirio colectivo, «esta vez lo vamos a vivir; el cambio y la victoria llegan el domingo». Sostuvo que «lo mejor para Euskadi, para el PSE, para los vascos, para acabar con la violencia, está por llegar y lo va a hacer Patxi López», que va a demostrar, subrayó, «cómo se gobierna mejor y para todos» porque va ser un lehendakari para «unir, sumar, respetar, integrar y dialogar», no para «excluir y dividir». Rodríguez Zapatero evitó hacer referencias a otras fuerzas políticas y sólo se cebó en Juan José Ibarretxe, no en el PNV, al que con cálculo exquisito excluyó de las críticas. Afirmó que los cuatro últimos años de Gobierno de Ibarretxe «no han servido para nada» porque el jefe del Ejecutivo vasco se encastilló en «su plan» a pesar de que sabía que era «un proyecto fracasado» porque era «unilateral y sólo de él». Cuando Ibarretxe acudía al palacio de La Moncloa, relató, solía hablar de «su plan», no de los problemas cotidianos de los trabajadores o de los jóvenes. El líder socialista señaló que en estos ocho años también han cambiado «otras cosas», en alusión a las elecciones de 2001, cuando los socialistas se aliaron con el PP de Jaime Mayor Oreja para formar un frente antinacionalista contra el PNV. «Ya no vale votar con los esquemas de antes» porque ahora el PSE apuesta por «la convivencia en libertad» sin frentismos de ningún tipo.
Rodríguez Zapatero también puso en valor el fracasado proceso de paz, al que exhibió como un mérito, sobre todo de los socialistas vascos y en particular de Patxi López y del presidente del PSE, Jesús Eguiguren. Y anunció a «todos», en especial a «los cobardes violentos», que «nada nos va a detener hasta alcanzar la paz». Un mensaje que no desarrolló más y dejó en el aire abierto a todas las interpretaciones.
También tuvo un recuerdo para las víctimas del terrorismo de su partido y recordó que desde el senador Enrique Casas, asesinado en San Sebastián en febrero de 1984, al ex concejal Isaías Carrasco, abatido por ETA en Mondragón el 7 de marzo del año pasado, los socialistas «han dejado su vida por este país y sus ideales» y, pese a todo, nunca han cejado en la búsqueda de la paz.
Rodríguez Zapatero recuperó el triunfalismo para dar por hecho el triunfo del PSE este domingo y aclaró que no acudió ayer a Bilbao a cerrar la campaña electoral, sino a «celebrar la victoria» por adelantado, porque a va ser «una victoria limpia, noble, de un hombre cabal, de un vasco, hijo de un gran trabajador, que fue Lalo», en referencia al padre del candidato del PSE, el histórico dirigente de UGT Eduardo López Albizu.