Una victoria moral

Catorce años después de que se iniciara el pleito, el Grupo Estévez ha logrado que los tribunales les den la razón en la lucha que inició el fundador de la empresa, José Estévez, al defender que el fino Tío Mateo de esta casa comercial tenía una peculiaridad que no compartía con los demás caldos del Marco, con los que sí coincidía en el tradicional método de elaboración.

Tras el fallo del Tribunal Supremo a favor de la empresa, y en contra del Consejo Regulador del Vino de Jerez y la Consejería de Agricultura, la información de que su vino es «bajo en histamina» que en su momento tuvieron que eliminar de las etiquetas puede volver a incluirse en las botellas.

Sin embargo, 14 años dan para que las circunstancias cambien y a día de hoy no está tan claro que la empresa de José Estévez, y que ahora dirige su hijo, José Ramón Estévez, vaya a lanzarse a reetiquetar las botellas de su fino. De hecho, según hicieron saber ayer fuentes de la bodega, la empresa no descarta que se pueda recuperar la famosa y ya desagraviada leyenda que rezaba «prácticamente sin contenido en histamina», pero antes de tomar una decisión al respecto se abre un periodo de estudio para analizar todas las posibilidades y decidir qué pasos se darán.

En este punto, y según afirmaban ayer diferentes fuentes del sector, la sentencia favorable ha sido acogida por el Grupo Estévez sobre todo como una victoria moral y un resarcimiento a la labor, a la inversión y a la investigación del fundador de esta empresa frente a los que pensaban que su empeño en hablar de las histaminas era una cabezonería comercial y no un hecho contrastado científicamente.

También apuntan esas mismas fuentes que hoy en día los principales esfuerzos comerciales del Grupo Estévez se centran en el que es ahora su producto estrella, la manzanilla La Guita que adquirió en 2007.

Por ese mismo motivo, pero también porque las relaciones de esta empresa del Marco con el Consejo Regulador del Vino ya no son tampoco las de hace más de una década -hoy Estévez es miembro de este organismo-, parece descartado que la bodega vaya a pedir alguna compensación económica.

En cuanto al Consejo Regulador, sus responsables fueron ayer escuetos y se limitaron a resaltar que «por supuesto somos respetuosos con las sentencias judiciales, y la acataremos», sin entrar a valorar nada más del contenido de la sentencia.

De este modo, y siempre que el Grupo Estévez lo solicitara, el Consejo Regulador tendría que dar el visto bueno, autorizar e incluso recoger en el registro documental de la institución las nuevas etiquetas para el Tío Mateo.

Para iniciar este proceso, la bodega de los Estévez tendría que enviar un boceto de la nueva etiqueta al Consejo Regulador, que le daría una primera autorización para, una vez que se hubieran impreso las diferentes tiradas, volver a revisar los dos ejemplares que les deben enviar desde la empresa. Después llegaría la autorización definitiva del nuevo formato, y la etiqueta se guardaría en el fondo documental.

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