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Sociedad

Live Nation y el escenario mundial

El futuro del rock parece pasar más que nunca por un modelo de negocio integral empeñado en rentabilizar la música en directo. Así lo evidencian las múltiples alianzas y estrategias expansivas de los gigantes empresariales del sector. El liderazgo en este terreno lo ostenta Live Nation, gran compañía californiana que gestiona auditorios, clubes y teatros de todo el mundo; produce grandes espectáculos, respalda conocidos macrofestivales y promueve las giras planetarias de la mayoría de las estrellas. Al margen de su filial británica, la compañía ha tejido una red de subsidiarias en Europa estableciendo lazos con agencias emergentes como Last Tour o adquiriendo las promotoras líderes de países como Brasil, Francia y Holanda.

JOSU OLARTE
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En su obsesión por mantener el dominio en todos los frentes del negocio musical, Live Nation ha pasado de ejercer de promotora a cuestionar el statu quo discográfico impuesto por las cuatro multinacionales dominantes. Hace dos años, la compañía estableció su división artística y revolucionó el negocio con sus famosos contratos todo en uno creados por su ex directivo Michael Cohl.

Madonna anticipó en octubre de 2007 los nuevos derroteros de la industria del entretenimiento al abandonar Warner para firmar con Live Nation el primero de estos contratos integrales que, por unos 85 millones de euros, convirtió a la promotora americana en propietaria y gestora de todos sus proyectos durante diez años. Sin romper con su disquera Universal, U2 cedía cinco meses después la explotación de sus giras y el merchandising de los próximos 12 años a Live Nation, que prevé facturar con la banda irlandesa más de mil millones dolares. Y eso que sólo les corresponde un 10% de la recaudación de sus conciertos.

Venta de entradas

Sólo en el primer semestre del pasado año, la compañía radicada en Beverly Hills colocó más de 45 millones de entradas para 16.000 conciertos ofrecidos por más de 1.500 artistas en cerca de sesenta países. Ante el ingente y creciente numero de artistas y espectáculos que promueve, el último movimiento expansivo de Live Nation es su desembarco este mismo año en el negocio de la venta de entradas. Apoyada en su gran catálogo de eventos y artistas exclusivos, la compañía comenzó a atentar contra el liderazgo indiscutible de otro gran gigante americano como Ticketmaster, compañía que en 2007 distribuyó 141 millones de entradas por valor de casi 6.000 millones de euros. En una industria cuyo futuro parece pasar por la convergencia con promotoras pujantes como la donostiarra Get In, recientemente adquirida por Warner, Ticketmaster vio cómo sus acciones caían un 39% tras la decisión de Live Nation de competir en su terreno. Así que, a tono con los tiempos que corren, ambas entidades han pasado de competir a culminar recientemente una fusión igualitaria cuestionada por las leyes americanas antimonopolio.

Con un valor estimado de más de 2.000 millones de euros, el nuevo emporio de espectáculos emergente, Live Nation Enterteinment, «ofrecerá ventajas a los consumidores, aumentará la asistencia a los eventos y permitiré sobrellevar este difícil momento mientras se amplían las opciones de entretenimiento en vivo para las audiencias de todo el mundo», ha dicho el presidente de Ticketmaster y del nuevo gigante naciente, Barry Diller.

Con el espectáculo controlado por tiburones, la creciente oferta de grandes eventos y giras, la subida de precios y las dificultades para conseguirlas parecen inevitables. De momento, las entradas para ver a Madonna cuestan 195 euros.