saturday night
Luego, como lo que cuentan son las estadísticas, el Carnaval del 2009 pasará a la historia -a ver si pasa pronto- por el interés turístico internacional, que traducido resulta por las cuatrocientas mil personas que se dieron cita la noche del sábado en esta estrecha península rodeada de agua por todas partes menos por el Río Saja. Dentro de nada, ya nadie se acordará de que a las once de la noche estaba tomada la calle por las fuerzas vivas que vienen del más allá, de que las ocho de la mañana estaba mi calle «igual que una feria», de que a las doce del mediodía había gente todavía bebiendo en la playa o en la plaza de España, y de que a las tres de la tarde del domingo, el esperado dispositivo de limpieza que iba a baldear y a dar brillo y esplendor a las calles del centro estaría en otros menesteres.
Actualizado:Para la Policía Local la noche fue tranquila, para la Nacional fue lo que se esperaba, para los agentes de la UPR (los caballeros del zodíaco) fue la peor noche del sábado de los últimos años.
Porque lo cierto es que noche estuvo llena de atascos, peleas, borrachos, gritos del más allá, obras, asaltos a los autobuses, robos, más de cien heridos en el hospital Un peaso ambiente que se lo digan a los coros que intentaban cantar en la Catedral poco después de las once de la noche. Admitámoslo. El Carnaval se ha convertido en una actividad de alto riesgo, en la que todo se multiplica.
Por cierto, como todo se multiplica y lo que cuentan son las estadísticas, no hay que perder de vista otro dato. Este año en la cabalgata en vez de una carroza de maromos medio en pelotas, había tres. ¿Será por algo?