Rajoy intenta frenar la fuga del voto rural del PP, clave en las elecciones gallegas
Mariano Rajoy, presidente del PP, y José Blanco, vicesecretario general del PSOE, persiguen en las últimas horas un mismo objetivo: hacerse con el voto rural, clave en las elecciones gallegas. Tras años de hegemonía, los populares han ido perdiendo apoyo en un caladero en el que apenas tenían rival y ahora se afanan, con todos sus efectivos, en contener la hemorragia.
Actualizado: GuardarLa tarea ha llevado al líder del PP por las localidades más pequeñas en una campaña paralela a la de su candidato a la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Ayer tocó Pontevedra -cinco municipios en una sola jornada-, pero antes fueron Lugo y Orense, donde su formación corre el riesgo de perder entre uno y dos escaños.
En su empeño por obtener un buen resultado que incremente su debilitado crédito, el mismo Rajoy que, como exponente de los llamados birretes luchó por un PP alejado de las estructuras caciquiles de los boinas, se deja ahora achuchar por sonrosadas mujeres de pueblo, abraza el folclore e incluso, si se tercia, como ocurrió ayer, se fotografía en un mercado con una comparsa de carnaval. Todo de la mano de José Luis Baltar, presidente del PP de Orense y antiguo rival interno. El líder opositor ha hecho de la necesidad virtud porque los populares gallegos admiten que el voto rural está ahora mucho menos «definido» que el de las ciudades. La sólida red clientelar que se heredó del franquismo ha perdido fuerza en los últimos años, sobre todo después de la muerte del máximo exponente de la boina, José Cuiña, y de la remodelación emprendida por el urbanita Feijóo al suceder a Manuel Fraga. Un botón de muestra: la pérdida de la diputación de Lugo en las últimas municipales.
Oportunidad
Los socialistas, conscientes de esta debilidad, intensifican su campaña en las zonas del interior. Creen que el suelo electoral del PP es aún muy sólido porque tiene como base, dicen, a una población envejecida a la que ya es difícil cambiar de partido. Pero quieren aprovechar sus posibilidades. Y el Bloque Nacionalista Gallego, que sí tiene una penetración rural de la que el PSOE carece, suma fuerzas.
Aún así, Pérez Touriño sigue centrando sus aspiraciones en el mismo voto joven de las ciudades que le permitió arrebatar a Fraga la Xunta en 2005.