MUNDO

Netanyahu cede para atraer a Livni

El futuro primer ministro ofrece a la jefa del Kadima compartir el poder para constituir un Gobierno israelí de unidad nacional

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Perdida la oportunidad de formar su propio Gobierno por falta de socios, la candidata más votada en los comicios generales de Israel, Tzipi Livni, tiene dos opciones en esta legislatura: intentar dinamitar el Ejecutivo de su rival, Benjamin Netanyahu, desde dentro o hacerlo desde fuera. Y por lo que parece, la jefa del Kadima ha resuelto ya que la estrategia más eficaz para sus intereses es quedarse en la oposición y dejar que su adversario naufrague en una coalición de ultraderecha. Entonces sí, estará de nuevo ante la oportunidad de convertirse en primera ministra.

Dos días después de recibir el mandato presidencial de constituir el próximo gabinete israelí, Benjamin Netanyahu recibía anoche en Jerusalén a Livni en un encuentro que seguía al cierre de esta edición, en el que planteó una oferta sobre la mesa -decía- «generosa, justa y sincera» para establecer juntos un Gobierno de unidad nacional.

La propuesta comprendía un acuerdo de «plena asociación» en el poder, definición compartida de las pautas del próximo Ejecutivo e igual número de ministerios para cada fuerza política, incluidas en cualquier caso dos carteras trascendentales para el Kadima, a elegir entre Defensa, Exteriores y Economía. En aras de la creación de un marco de confianza, según el diario Haaretz, Netanyahu incluso declaraba suspendidas sus negociaciones con los radicales religiosos y nacionalistas. No obstante, y a pesar también de las presiones internas surgidas dentro de su propio partido para que escuchara, Tzipi Livni abordaba ayer el encuentro repitiendo declaración de intenciones: «Seremos una oposición responsable», decía.

La política parecía despreciar así toda oportunidad de sumarse a un Gobierno conjunto y lo hacía invocando la imposibilidad de llevar a cabo su agenda de paz con los palestinos de la mano de los extremistas «socios naturales» del Likud de Netanyahu. «La elección es entre avanzar en una solución de dos estados para dos pueblos o perder nuestro camino, si el Kadima se compromete participar en un Gobierno que tiene un camino que no es el nuestro, será traicionar la confianza de nuestros votantes», sentenciaba.

Podría «ocurrir»

Aunque no todo estaba cerrado. Según dejó entrever el diputado del Kadima y hoy viceprimer ministro en funciones, Haim Ramon, una asociación entre el Likud y Kadima podría «ocurrir» si quedaran completamente al margen los ultraortodoxos del Shas. Tal despido, no obstante, se antoja complicado, toda vez que Netanyahu está atado de pies y manos por el compromiso adquirido en otoño con ese partido, al que juró privilegios e integración en su Gobierno a cambio de que frenaran las aspiraciones de Livni de convertirse en primera ministra como sucesora directa de Ehud Olmert. Y el Shas cumplió.

Parte de la prensa que se edita en Tel Aviv hacía ayer escarnio de las ambiciones de Tzipi Livni y de su falta de visión de Estado por negarse, en principio, a compartir un Gobierno necesario para Israel. «No pienses ni en la derecha ni en la izquierda, Tzipi Livni. Simplemente piensa en siete millones y medio de israelíes que están hartos de líderes que dicen que la unidad es un imperativo, pero un minuto después se retractan. Líderes que hablan de lo que es bueno para el país. Piensa en lo que realmente es bueno para ellos, qué es lo correcto que se podría hacer por ellos. Por ellos, no por ti. Por ellos, no por el Kadima».