El PP cree que el PSOE no dejará que López eche al PNV

Mariano Rajoy colocó ayer a los socialistas frente a su disyuntiva: mantener o perder el apoyo del PNV al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Si el PSE apuesta por el cambio en Euskadi y desaloja a Juan José Ibarretxe del poder, el PSOE no podrá contar con los nacionalistas vascos en Madrid; una alianza que, por el contrario, se fortalecería si el PNV retiene el Ejecutivo de Vitoria y el relevo no se produce.

Un escenario complejo se mire por donde se mire y sobre el que el líder opositor se explayó en el mitin del PP en Baracaldo. Rajoy atribuyó la escasa tensión de la estrategia electoral del PSE a que «no quiere hacer campaña porque Zapatero necesita como agua de mayo al PNV en el Congreso». Y por esta razón «no va a apostar por el cambio», porque las necesidades del PSOE están por encima de los anhelos del PSE.

Un planteamiento similar, pero con resultado inverso, hizo el presidente del PNV en un acto en Getxo. Iñigo Urkullu achacó la campaña «sin crispación» de los socialistas a que quieren que «no se movilice el voto nacionalista como en 2001», cuando el temor a un triunfo del popular Jaime Mayor Oreja motivó una gran movilización que impidió la victoria del PP y su aliado socialista, Nicolás Redondo. El líder del PNV consideró que el PSE fía su éxito, y por ende el cambio, a que el votante nacionalista se quede en casa.

Rajoy aseguró que, pese a las intenciones que atribuye al PSE, su partido va hacer todo lo que esté en su mano para evitar que el nacionalismo se perpetúe en el Gobierno vasco, aunque sea para que gobierne un socialista. El PP, dijo, «no engaña», apuesta por el cambio y va a ser «un factor decisivo» para que se produzca. «Vamos a decidir», remachó. No lo dijo, pero todos los presentes entendieron que los diputados del PP apoyarán la investidura de Patxi López. A tenor de los sondeos divulgados, el respaldo de los populares garantizaría que se convierta en el próximo lehendakari.

El líder de la oposición también fue consciente del retroceso que va a sufrir su partido en los comicios e hizo una apelación a todos los desengañados con la crisis que vivió el PP vasco con la sonada dimisión de su presidenta, María San Gil, en junio pasado.

Reclamó a los defraudados que no den la espalda a sus colores y pidió a «todos los que votaron al PP en las generales nos vuelvan a apoyar». El 8 de marzo pasado, los populares lograron en Euskadi 209.244 sufragios, con ese respaldo mantendrían sus 15 escaños en la Cámara de Vitoria.