La Gran Final
Sin querer parafrasear al espectáculo que Antonio Martínez Ares presentó en el Gran Teatro Falla en noviembre, si conviene, pese al tiempo transcurrido, analizar lo que sucedió el viernes en la casa de los ladrillos coloraos, en el segundo año de la final a tres como ahora se denomina.
Actualizado: GuardarSi entramos a valorar este primer aspecto concluimos que la medida parece bastante positiva en general, pese a las continuas quejas que siempre suelen provenir de los damnificados por el veredicto del jurado. Pese a todo sigue siendo muy larga y, para colmo, este año el jurado estuvo más lento que nunca. Sin querer entrar en posibles sospechas, las puntuaciones finales denotan que hubo una enorme igualdad, sobre todo por la diferencia entre el primer y segundo premio de comparsas.
Lo que merece una atención mayor es el fallo en sí mismo. Siempre suele ser cuestionado pero en esta ocasión da la impresión de que, a juzgar por la reacción popular, puede que se hayan equivocado más que nunca. Como esta columna es de opinión me voy a mojar diciendo que el segundo pasodoble del Selu esa noche es de lo mejor que se ha cantado desde hace mucho tiempo en el concurso. La sensación general es que no estaban para un tercero. En este sentido, hay que recordar que es un certamen donde los puntos se acumulan y que por esa letra no se gana un concurso. En comparsas también hay un gran debate abierto y el uno no ha sido una victoria sin paliativos. Más bien todo lo contrario. Lo mismo se puede decir de los cuartetos. En ambos casos la diferencia entre los ganadores así lo atestigua. Dejo para el Final los coros. Podía haber ganado cualquiera de los dos primeros. El tercero pareció que estaba de más. Al menos para el respetable.