Menos oropel
Actualizado:La ceremonia de los Oscar de este año pondrá a prueba el contraste entre los gustos de los académicos y los resultados en taquilla, pero también la concienciación de los invitados sobre los efectos de la crisis económica que también salpican a la cinematografía. Sensibilidad que podrá calibrarse en lo ampuloso o no que resulte el espectáculo, en los mensajes que utilicen el breve tiempo disponible para algo más que los consabidos agradecimientos y, como ha ocurrido en otros momentos, de los trajes de gala que elijan las estrellas. La ficción ensoñadora que es capaz de recrear el cine podría actuar como fingido lenitivo para las inquietudes que asaltan a diario de miles de ciudadanos estadounidenses, aunque las dificultades parecen aconsejar sobriedad, contención y algunas dosis de realismo pese a que ello vaya en detrimento del oropel de los premios, en una edición que podría encumbrar definitivamente el duende de Penélope Cruz.