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Ortega Cano, protagonista de las Jornadas Taurinas de la Peña Benjamín Gómez
Con extraordinario éxito de organización y público se han saldado las I Jornadas Taurinas que la Peña Taurina Benjamín Gómez ha celebrado estos días en la Casa de la Cultura de San Fernando. La primera cita tuvo lugar el pasado miércoles, en la que la estrella invitada fue un diestro de la talla e historial de José Ortega Cano, cuya disertación pausada y sincera sobre Mi vida y el toro, colmó las expectativas de un interesado auditorio. Junto al torero, en la mesa presidencial se hallaban el espada local, Benjamín Gómez, el presidente de la Peña, Rafael Rodríguez, y el presentador Luís Rivas, crítico taurino de la cadena Ser, quien glosó la figura de Ortega y condujo el acto con amenidad y fluidez.
Actualizado: Guardar«Lo mejor de mí está por llegar como torero», frase con la que Ortega Cano abre la puerta a la esperanza en el futuro, al disfrute de una nueva juventud en el ejercicio de su profesión. Porque «qué más da la edad, si lo importante es sentirse vivo y sentirse joven». Sólo a través del toro, eje central de su vida, se puede sentir vivo y artista el cartagenero. En esta línea de ilusión en el porvenir, comentó risueño sus inminentes compromisos para esta temporada de su reaparición, en la que, confesó, le gustaría pisar la arena de plazas como Sanlúcar, El Puerto o San Roque, que tan gratos recuerdos le evocan. Repasó su dilatada trayectoria como matador, de la que mencionó percances, momentos de duda y zozobra y, cómo no, sus numerosas tardes de éxito. Triunfos a base de un toreo exquisito y sentido, que se hizo presente en la sala mediante las proyecciones de añejos vídeos de algunas de aquellas faenas que lo catapultaron a la cima del escalafón: la corrida de la Prensa en Madrid de 1982 cuando indultó a Velador de Victorino Martín, el célebre mano a mano con Julio Robles del año 1988 o la recordada tarde del 18 de junio del 90 en Málaga.
Tras evocar al maestro isleño Rafael Ortega, del que se considera discípulo, se definió como un hombre de fantasía, de pasión e imaginación. Un torero de sentimiento que habló con el corazón y que se ganó el afecto de la concurrencia.
La excusada ausencia a última hora de Jesulín de Ubrique obligó a posponer el acto previsto en principio para el jueves. Pero las jornadas se cerraron con brillantez el viernes con el concierto de pasodobles a cargo de la banda municipal, dirigida por Francisco Hernández, en el transcurso del cual se estrenó el pasodoble Benjamín Gómez, obra del compositor José Ribera Tordera.