«Seguramente me pusieron algún mote, pero ya no lo recuerdo»
Comenzó a dar clase de Religión en su pueblo cuando apenas tenía veinte años. De aquello hace más de cuarenta y dejó aquel pequeño colegio de Benalup, en el que tenía que ir hasta en sábado para hacer la mili. «Entonces no había nada que nos librara del servicio militar», recuerda José Manuel Cabañas. Durante toda su carrera ha sido profesor de inglés en varios centros de la provincia. «La mayor parte del tiempo en Cádiz, donde conseguí plaza y me quedé».
Actualizado:La especialización en lengua extranjera le llevó de arriba para abajo, aunque los últimos veinte años se quedó en el Colegio San Felipe, del que fue director. «Recuerdo muchos momentos buenos, sobre todo cuando peleas para conseguir mejoras y al final te llegan, es una recompensa».
Ha visto transformarse el centro poco a poco. De colegio tradicional a centro TIC, para lo que tuvo que hacer un curso. «A los jóvenes les cuesta menos», reconoce, aunque nunca se ha dado por vencido ante el reto de las nuevas tecnologías. También sabe que algún que otro mote le debió caer en su momento, seguramente cambió con los años, pero dice no recordarlo.
A las nuevas generaciones de docentes les aconseja paciencia y no venirse abajo en los momentos difíciles, «porque también hay muchas alegrías en esta profesión». También sugiere a los padres que no sobreprotejan a los hijos. «Cada vez hay más familias con un sólo niño y los padres están muy encima», asegura el maestro.
La jubilación la afronta con calma, disfrutando del tiempo reservado y ya planeando la nueva etapa que se le presenta.