COLORISTA. Aguirre con una 'chaqueta-bandera' de Madrid, junto al consejero Granados y el vicepresidente González. / EFE
ESPAÑA

Esperanza Aguirre hace frente común con el presidente valenciano

La dirigente madrileña se envuelve en la bandera de la comunidad y arremete contra los socialistas y el juez

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Esperanza Aguirre se envolvió en una chaqueta de color rojo y con las estrellas de la bandera de Madrid para afrontar la sesión de control al Gobierno en la Asamblea autonómica, este jueves, cuando atraviesa una complicada situación política y judicial que provocó la dimisión de varios dirigentes de su partido. La presidenta arremetió contra los socialistas y el juez, criticó las filtraciones del sumario y denunció una trama contra el PP mientras los tres posibles aforados que figuran en la causa que instruye el juez Baltasar Garzón, los parlamentarios autonómicos Alberto López Viejo, Alfonso Boix y Benjamín Martín Vasco, asistían al pleno desde sus escaños.

Como había hecho Francisco Camps unas horas antes, Aguirre recurrió a una famosa cita de Bertolt Brecht para describir la situación de inseguridad jurídica de la que se siente víctima su partido y animó a la portavoz de Izquierda Unida, Inés Sabanés, a denunciar también «una situación impropia de un Estado de Derecho». «Estamos indefensos», explicó la presidenta madrileña en línea con los argumentos de la dirección nacional de su partido. «Cada mañana nos desayunamos con lo que el juez quiere filtrar siempre al mismo grupo, a su secta», añadió, e insistió en la idea de que todo es «una trama contra el PP para evitar que haya una alternativa política».

El clima del pleno de ayer no era el mejor para el grupo mayoritario. Poco antes de iniciarse la sesión, los populares celebraron una reunión de la Mesa de la Comisión de Investigación del espionaje para sustituir a su presidente, Benjamín Martín Vasco, por la parlamentaria Rosa Posadas. Los socialistas pretendían que su diputada y vicepresidenta, Encarnación Moya, presidiera la reunión, pero fue Martín Vasco quien lo hizo con el argumento de que no había presentado la dimisión, sino que sólo había pedido el relevo a su grupo. La portavoz del PSOE, Maru Menéndez, sacó a colación en la sesión de control la tormentosa reunión de la comisión investigadora y llamó «trileros» a los populares, a los que acusó de impedir que los socialistas presidieran la comisión.

Aguirre tenía que contestar a sendas preguntas de socialistas e IU sobre la dimisión de su consejero de Deportes, López Viejo, que al parecer figura en la causa de Garzón. Aunque identificó las renuncias en sus filas como prueba de su talante transparente y la asunción de responsabilidades políticas, enseguida arremetió contra el PSOE. «A ustedes la división de poderes les importa un bledo, por eso no les da vergüenza que el ministro furtivo y el juez socialista cacen juntos», acusó.

Pero Aguirre se reservó para el final de su intervención el mayor ataque a sus adversarios con la intención de disponer así de la última palabra. Acusó a los socialistas de pretender «condenar y dictar sentencia contra alguien que no ha sido imputado», en alusión a Camps y a López Viejo. Por su parte, dijo que los populares van a acudir a los tribunales para que se investiguen a fondo todas las acusaciones que ahora se hacen y añadió la coletilla envenenada: «Y también sobre los asuntos por los que están imputados personas de su grupo a los que nosotros no prejuzgamos».

El revuelo en las filas socialistas por la acusación no se hizo esperar. La portavoz del primer partido de la oposición solicitó una explicación de Aguirre o la retirada de sus palabras, mientras sus correligionarios protestaban sonoramente. Tras varias llamadas de atención, la presidenta de la cámara, Elvira Rodríguez, suspendió temporalmente la sesión en vista de la bronca de la bancada socialista ante la pertinaz negativa de Aguirre a retirar sus palabras.