«El kárate es como la vida, hay que reciclarse continuamente»
Amante de esta disciplina tradicional japonesa, José Antonio acude periódicamente a cursos internacionales para pulir sus golpes
Actualizado: Guardar-¿Desde cuándo práctica el kárate?
-Desde los 8 años. Llevo 23 en ello.
-¿Cómo llegó a este deporte?
-Como muchos críos me aficioné a las películas de Bruce Lee. Al principio mi padre era muy escéptico porque veía mucha violencia pero a raíz de que mi hermana apuntara a clases a su sobrino -de un año menos que yo- y le explicara el deporte ya me dejó.
-Tiene una brillante y extensa trayectoria en la competición. Hasta ocho podios europeos. Pero imagino que se ha quedado con las ganas de saborear un oro. ¿Es posible aún?
-Fue una pena, sobre todo el Europeo que quedé tercero en Cádiz. Recuerdo que aquel podio fue agridulce porque era favorito en mi último año como junior pero a cambio logré el bronce en senior. Y en cuanto a si es posible aún pues la verdad que es complicado. Desde 2001, en un Europeo en Viena, me he quedado a las puertas del podio. Además, tuve una serie de operaciones en los tobillos que mermó mi carrera. Y por lógica, y como en todos los deportes, siempre viene gente joven pisando fuerte. Desde Londres 08' (donde quedó 9º), lo he dejado temporalmente porque mi trabajo me impide preparar un torneo al 100%.
-¿Hacia dónde dirige su carrera?
-Hacia la formación. El kárate de competición tan sólo es un apartado más de este deporte. Mucha gente cree que por ser cinturón negro ya has llegado a lo máximo y no es así. Esto es como la vida donde hay que reciclarse continuamente.
-¿Qué hace para ello?
-Acudo a cursos internacionales en Londres, Lisboa o Chiclana que imparten maestros japoneses que cultivan el kárate tradicional.
-¿Y en qué se diferencia?
-El tradicional, a diferencia del competitivo, es mucho más efectivo, complejo y marcial. Sólo hay que pensar que en la antigüedad, el kárate era un arma de guerra que servía para matar a personas de un solo golpe. El de competición tiende más al espectáculo y a la vistosidad pero el tradicional pule cada golpe con un mayor estudio.