Boadella presenta los Tatros del Canal./ JULIÁN DE DOMINGO
ALBERT BOADELLA DIRECTOR DE LOS TEATROS DEL CANAL

«La cultura catalana se ha plegado por prebendas al nacionalismo»

El viernes próximo se inauguran los Teatros del Canal, una sátira irónica y divertida sobre la profesión teatral

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De bufón -así se definió en sus memorias- a director de un teatro público. Esta semana abren sus puertas -tras una sonada y excéntrica velada inaugural el pasado septiembre- los Teatros del Canal, un espléndido espacio escénico cuya dirección artística se ha encomendado a Albert Boadella. El creador y director de Els Joglars habla de las razones que le llevaron a a aceptar la oferta de Esperanza Aguirre y sus intenciones con respecto al nuevo espacio.

-Usted rechazó la dirección de los Teatros del Canal hace cuatro años. ¿Qué es lo que le hizo aceptar esta vez?

-Básicamente ha sido mi relación con Cataluña. He querido buscar otro espacio artístico distinto, otro ambiente cultural también distinto. Cataluña, en los últimos tiempos, me ha provocado auténtica claustrofobia, me sentía encerrado y no me encontraba a gusto.

-Debe de ser terrible para alguien que siempre se ha sentido catalán...

-Y que fue pionero de la reivindicación de la identidad catalana. Uno entra en las cosas con todo el altruismo de la juventud, así entré yo, y posteriormente llegan los arribistas y construyen su chollo.

-¿Pero estos arribistas tienen nombre y apellidos?

-Yo creo que no. Ha sido la continuidad de una epidemia, la del regionalismo y el nacionalismo, que había quedado zanjada por un régimen y por la guerra; el virus había quedado cristalizado. Pero hubo unos aprovechados que volvieron a poner en funcionamiento el virus, que es muy efectivo y tiene un alcance espectacular. Jugar a la política de los sentimientos es una política fácil, muy rentable, y en Cataluña se han encontrado con unos medios que lo han secundado muy bien y han servido de portavoces de todo ese delirio.

-¿Ha habido rechazo por parte de los intelectuales y el mundo de la cultura catalanes?

-El mundo de la cultura se ha plegado totalmente, por razones económicas, por prebendas, al nacionalismo.

-En el mundo del teatro sí hay una corriente que rechaza la invasión catalanista.

-Hay sectores que empiezan a tener una cierta paranoia y se preguntan qué pasa aquí con los catalanes, que nos están invadiendo en puestos claves del teatro. Pero si mira la historia siempre ha sido así. El maestro Vives, el gran autor de las zarzuelas más castizas, era nada menos que de Collbató, un pueblecito de debajo de Montserrat. Por poner un ejemplo.

-¿Cuáles son para usted las bases de un teatro público como éste, cuál es el espíritu que debe guiarle?

-Pensar que es un teatro pagado por todos y que por lo tanto debe dedicarse a todos los contribuyentes a quienes les gusta el teatro, este es el espíritu esencial, pero con la obligatoriedad de ofrecer siempre unos niveles de calidad, que debe ser el rasgo diferencial de un teatro público. Y después hay otra parte que a mí me parece esencial, que es tener en cuenta el patrimonio. No sólo el histórico, también el patrimonio vivo: los jóvenes autores, directores, gente que no puede encontrar un lugar en los teatros comerciales.

-¿Ha tenido ya reuniones con ellos?

-He empezado con el mundo de la danza, porque aquí hay un centro coreográfico con nueve salas preciosas en las que quiero albergar distintos proyectos, aparte del proyecto del Ballet Nacional de Víctor Ullate. Y me he entrevistado con directores, con teatros alternativos, donde hay cosas que pueden tener cabida aquí.

-La primera temporada que ha programado ¿es el espejo de lo que va a haber?

-Lo que hemos hecho es incluir todos los festivales que se hacían en el Albéniz prácticamente en tres meses y medio y no a lo largo de un año. Pero de todas formas es una temporada que muestra exactamente lo que va a ser: ahí está la idea ecléctica, variada, para muchos públicos distintos.