CALLE. Escuelas era una vía en la que tiempo atrás los profesores enseñaban todo tipo de materias. Hoy en día, sIn embargo, no queda rastro de todo aquello. / CRISTÓBAL
Jerez

El lugar donde la enseñanza se hizo la protagonista

La calle Escuelas fue nombrada así en 1589 por ser el lugar donde posiblemente estaba el único centro educativo de Jerez

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En aquel lugar veía salir, durante años, la luz del día el gran Andrés de Ribera, aquel maestro de la construcción que realizó grandes obras como la fachada de la portada de la Cartuja, el refectorio del mismo con su magnífico púlpito o la fachada del actual Cabildo Municipal, que lo fue en su tiempo y que también fue, antaño, museo arqueológico y biblioteca municipal.

Debió de ser en el actual número 25 de la actual calle Escuelas donde Andrés de Ribera vivió durante gran parte de su vida. La historia nos trae el nombre de esta vía de forma documental en el año 1589. Cuenta el investigador Agustín Muñoz Gómez que debió de ser Escuela y no Escuelas como siempre se la llamó, y agrega que figura con este nombre porque acaso estuvo establecida aquí el único centro educativo de la ciudad de Jerez. Era el lugar donde los profesores enseñaban las ciencias, la lengua y la cultura. Y también la historia y el derecho.

Andrés de Ribera debió ver muchas veces el amanecer desde la azotea de su casa de la calle Escuelas, mientras su mente se organizaba para diseñar, por ejemplo, el gran pórtico renacentista del monasterio de la Cartuja de Nuestra Señora de la Defensión.

La vida da muchas vueltas. Desde el siglo XVI a nuestros días, muchas amanecidas ha habido. Es de suponer que la actividad en la calle estuvo patente hasta hace dos días. Natalia, que vive en el número 17 de Escuelas, nos recuerda que «siempre fue una vía con mucho ambiente. Mira, aquí en mi casa había una confitería y una lechería. Pero ahí enfrente había una bodega y más allá un tabanco, y cerca de la Porvera una carbonería. Y no me quiero olvidar del negocio de tejidos que estaba aquí al lado de mi casa».

La cosa ha cambiado mucho. Ahora, en la calle Escuelas ni hay profesores que enseñen las cuatro reglas a los jóvenes ni se espera que se abra una bodega con caldos de la tierra. Bastante tienen con el pequeño tabanco dedicado al Dios Baco. Ahora la cosa está demasiado tranquila. «Y que lo digas, que llega un domingo y parece que estamos en el campo, porque aquí no se ve ni un alma», sentencia la vecina de toda la vida.

Mientras Natalia relata la historia de esta céntrica vía jerezana, vemos, justo en el centro de la misma, un gran solar que casi comunica Escuelas con Gaitán.

Motos

Llama la atención la explanada a un lado en una calle tan estrecha. En el taller de motos de Forum Bike está la solución. «Se iba a construir un hotel, pero con esto de la crisis «, comenta Marcos, que también lleva toda la vida en la calle viviendo. En el taller hay charla amena, y siempre se habla de motos. Por eso, Marcos está más tiempo en el taller que en su casa.

Mientras, José Antonio Carretero y Juan Marchante están observando qué tal se porta una Vespa cuando se le da puño. A los lados del taller hay una hilera de motocicletas amarillas. Pertenecen a Correos y, además de estar flamantes, llama la atención tantas reunidas mientras los paquetes parecen no llegar nunca. «Le trabajamos a Correos en toda la provincia de Cádiz. Somos el taller de matenimiento de su parque de motos. Además, también somos servicio técnico oficial de Piaggio», comenta Juan Merchante con orgullo.

Bicicletas

Total, que en el taller no se para. Aunque siempre fue el taller de motos de un tal Manolo, también se reparaban bicicletas, vehículo de tracción a dos ruedas impulsado por las piernas que pronto veremos en la ciudad si la crisis sigue haciendo de las suyas. Sin embargo, ahora el taller lo lleva la sociedad de estos dos profesionales que toda la vida se han dedicado a esto del mundo de motor a dos ruedas. Ellos y las motos de Correos. «También estamos especializados en reparar modelos antiguos como las antiguas Vespas», concluye al respecto Carretero.

Todavía suena el rugido de las motos en la calle Escuelas. Lo que ha dejado de golpear es el chasquido de las bolas de hierro al rebotar en las porterías de los futbolines del local de Paco. Estaba en el número ocho. Medio Jerez de la época de los setenta y ochenta fue alguna vez a los futbolines de la calle Escuela a jugarse un par de monedas de cinco duros. «Ya hace algunos años que el local se cerró», comenta Marcos. Sin embargo, el recuerdo perdura en la memoria de muchos que relacionan la calle con aquellas tardes de bravata. Cuando los colores del Atlético de Madrid se batían el cobre con los del Madrid en un derby que se celebraba en el corazón de Jerez. Paradojas de la vida. Entonces las cosas eran así y todo era posible. Sobre todo cuando por una cerveza y un par de partidos sólo había que pagar unos diez duros por cabeza, además de divertirte un rato con los amigos. Ahora está la casa con su fachada recién restaurada y un olor a nuevo que ha borrado el rastro del recuerdo cuando se pasa a la altura de lo que fue el mencionado local de Paco. La verdad es que se le echa bastante de menos.

Meca de la cultura

La calle Escuelas era la calle donde los jóvenes jerezanos del siglo XVI iban a instruirse. La meca de la cultura. Posiblemente la primera escuela que hubo en la ciudad estuvo en este lugar. Llegó a ser una de las vías más concurridas de Jerez. Y ahora, según nos cuenta Natalia, que conoce la calle de toda la vida, llega un domingo y se convierte en una especie de convento de clausura.

Une Porvera con Guadalete y todavía guarda un cierto encanto a antiguo de toda la vida. La calle donde Andrés de Ribera veía salir el sol mientras él se imaginaba cómo sería ese pórtico renacentista maravilloso que abre el increíble monasterio de la Cartuja de la Defensión.