FLORES. Lidia y Tania en el clásico puesto de flores junto al Mercado de Abastos. / LA VOZ
Jerez

Un beso y una flor

Miguel y Conchi regentan un puesto de flores que se convirtió en el protagonista del día durante la celebración de San Valentín

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El pasado sábado fue el día de San Valentín y en el puesto de flores de Miguel, en la puerta del Mercado, no se daba abasto. Así de bien anda la cosa, aunque sea por un día. Lidia está con su amiga Tania echándole una mano a su padre que es Miguel y que es el titular del negocio. «Llevamos cuarenta años aquí. Así que ya me dirá», comenta Miguel desde la lejanía. El público está comprando y hay que atender. Total, para un día donde se venden flores hay que estar al quite.

Lidia y Tania también despachan, pero en la zona donde están ellas hay menos clientela. Así que nos contesta a tres preguntas fáciles. «La verdad es que este año se ve un poquito más parada la cosa. Ya ves esto de que el personal anda un poco ajustado también ha repercutido en la venta», explica Lidia. Lógicamente, se refiere al día de San Valentín. Flores que decoren las batallas de amor y los campos de plumas, que diría el poeta.

Un día especial

El puesto de Miguel es un clásico en el centro de la ciudad. Hoy, que es un día especial, se ha esmerado y en el expositor hay un auténtico bosque de orquídeas. Esas flores misteriosas y cálidas que tanto gustan. Algunas llevan regalo incluido. Lidia nos enseña una que lleva un osito de peluche. Las flores se marchitan, pero el osito nos recordará siempre que un día existió San Valentín. Todo ello, debidamente envuelto en papel de celofán. Para rematar el detalle, algunos coranzoncitos que acaso están salpicados sobre el papel transparente.

Un detalle encantador para el día más amoroso del año ¿Y quién se atreve de decir que el día que se dedica al amor no existen tres malditos euros en el bolsillo para gastarlo en una flor? La orquídea es lo de menos. Lo importante es la sonrisa que florece siempre en el rostro de quien recibe el regalo. Con eso basta.

De todo ello hablábamos con Lidia y con Tania, pero ellas tenían que atender al negocio y dejarse de piropos. Mejor así. «Nosotras no estamos ahora para pensar si estamos enamoradas. Mejor será decir que servimos para que otros se enamoren en un día tan bonito como hoy». Pues dicho queda en esta improvisada crónica. Una voz dedicada a los ciudadanos enamorados.