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La crisis destierra el lujo en los viajes de negocios
Los ejecutivos creen que en 2009 realizarán menos salidas, más cortas y más austeras
Actualizado: GuardarLa crisis obligará a muchos empresarios a apretarse el cinturón y a prescindir de algunos lujos hasta ahora habituales en sus viajes de negocios. En 2009, un año del que casi ninguna empresa espera nada bueno, las reducciones de costes recortarán también las salidas por trabajo de muchos ejecutivos. Las compañías confiesan que evitarán los desplazamientos más caros y, en ocasiones, recurrirán a videoconferencias para realizar sus reuniones. Los sectores que más sufrirán debido a esas nuevas políticas serán el hotelero, por la obvia caída en el número de estancias, y las aerolíneas, ya que algunos directivos también tendrán que renunciar a volar en clase business.
Son datos de una estadística realizado por el servicio de estudios de The Economist y por la central de reservas Amadeus, que entre noviembre y diciembre entrevistaron a 354 ejecutivos de todo el mundo -el 44% de ellos altos directivos o miembros de consejo- para preguntarles cómo afectará la recesión a sus viajes de empresa. Casi la mitad, el 47%, aseguraron que tienen previsto realizar menos salidas en 2009. El 16% son bastante pesimistas, y creen que las tribulaciones económicas provocarán una caída en el número de viajes de más del 30%. Y eso no es todo; los traslados que aún así se realicen serán más austeros.
Eso quiere decir que los ejecutivos tendrán que economizar, y mucho. Más de la cuarta parte, el 28%, cree que sus empresas rebajarán la categoría a la hora de alojarles y contratarán habitaciones en hoteles de tres estrellas en lugar de cuatro o cinco. El 36% también opina que este año se iniciará una tendencia por parte de los directivos a viajar en clase turista, algo hasta ahora inusual. El sector hotelero sufrirá un problema adicional, y es que los ejecutivos también esperan que sus viajes sean más breves. Si en 2008 la estancia media del 11% de los directivos fue de sólo una noche, este año ese porcentaje aumentará hasta llegar al 16%, según la encuesta. El 46% cree que sus firmas reemplazarán las salidas más largas y costosas por el uso de nuevas tecnologías como la videoconferencia. El 24% prevé que sólo podrán realizar viajes vinculados a la generación inmediata de nuevos negocios, y el 33% pronostica que habrá un recorte de los desplazamientos entre el personal junior.
El estudio subraya que la presión para imponer este cambio de hábitos no sólo provendrá de los directores financieros y de su interés por mejorar las cuentas de resultados. También será una preocupación de los accionistas, abochornados en algunos casos por la 'cultura del exceso' en que cayó el mundo empresarial antes de la crisis.
Cultura del exceso
En este contexto, el precio del alojamiento será un factor disuasorio a la hora de optar por un hotel u otro. El 45% de los encuestados opina que las tarifas serán «totalmente decisivas» y otro 36% las consideran un «factor importante a tener en cuenta». Para el 61%, eso traerá como consecuencia que la mayoría de viajeros recurrirán a establecimientos de alguna cadena hotelera que ya conocen y en la que confía.
Mientras dure la recesión, los hoteles que intenten ganar ventaja reforzando servicios de alta gama -restaurantes selectos, balnearios, campos de golf, conserjes de planta o gimnasios- malgastarán su dinero. Por encima del confort se impone lo práctico: una buena conexión Wi-Fi es indispensable para el 76%. Sólo el 24% opinan que la ausencia de un centro de negocios específico sería motivo suficiente para no alojarse en un hotel. En la era de Skype, del correo electrónico y los programas ofimáticos de acceso remoto, todo cuanto precisa el viajero de negocios para trabajar es el acceso rápido y fácil a internet. Un sencillo proceso de reserva, buenos servicios de transporte y la rápida solución de problemas son también, para la mayoría, los mejores indicadores de un buen servicio.
Antoine Medawar, director de Amadeus, tiene claro que «estamos entrando en una era de evidente austeridad en lo que se refiere a viajes de negocios». «Los ejecutivos saben que las empresas y sus accionistas tienen sus ojos puestos en ellos, por lo que se esfuerzan al máximo para hacer que sus salidas sean lo más productivas posible. Adiós, pues, a los gimnasios y restaurantes, ahora lo que importa es tener procedimientos eficientes de entrada y salida de los hoteles y acceso a internet».
No se sabe si este tipo de comportamientos serán pasajeros o permanecerán una vez la economía se recupere. El estudio concluye que puede ocurrir que el uso con fines profesionales de hoteles más económicos «se mantenga dentro de la corriente dominante, tal como sucedió con las aerolíneas de bajo coste tras la última crisis». Quizá la austeridad haya venido para quedarse.