Estreno goleador de Huntelaar en un Real Madrid que se pasea en El Molinón
El equipo blanco aprovecha el pinchazo del Barça para colocarse a diez puntos Los gijoneses no fueron rivales para un adversario superior en todas las facetas
Actualizado:El Real Madrid tenía una doble prueba en esta jornada de Liga. Por una parte debía demostrar que podía ganar sin Robben. Además, tenía que ser capaz de superar la presión que significaba recortar puntos al líder, tras el pinchazo del Barça en el Ruiz de Lopera. Salió airoso de ambas lides gracias a la tranquilidad y confianza que Juande Ramos ha transmitido a sus pupilos. El contundente triunfo ante el Sporting significó el octavo consecutivo, y los cuatro goles alejan los fantasmas de las victorias por la mínima. No es menos cierto que el éxito blanco se vio facilitado por el rácano juego de los locales, incapaz de atravesar el medio campo y llevar peligro a la portería de Casillas. Además, Manolo Preciado dejó a Bilic, su máximo goleador, en el banquillo.
El conjunto merengue salió al terreno de juego con la incógnita sobre su rendimiento por la ausencia de Robben. El extremo holandés había sido pieza clave en la remontada del equipo y era, sin duda, el jugador más desequilibrante y temido por los rivales. Su lugar en la banda derecha lo ocupó Higuaín. El argentino respondió a las mil maravillas. Estuvo muy participativo y en los momentos de mayor sopor y atasco en el juego blanco, fue el único que provocó peligro, por ejemplo, con un remate de cabeza que salió rozando el poste.
Juego mediocre
El público de El Molinón debió aburrirse bastante en los primeros minutos. El juego de ambos equipos era mediocre. El Sporting permanecía replegado a la espera de golpear en una contra que nunca llegaba. El Madrid, era dueño del esférico de manera estéril, ya que ni Gago ni Lass conectaban con los delanteros. Era un partido para pillos, y apareció el más listo de la clase: Raúl. El capitán madridista enganchó dentro del área un centro de Sergio Ramos y batió por bajo a Lafuente para conseguir su gol 308 y superar a Di Stéfano como máximo goleador en la historia del Madrid.
Todo parecía encarrilado, pero había un futbolista en el campo que estaba intranquilo. Huntelaar era consciente de la trascendencia que el partido tenía para sus intereses. El fichaje invernal estaba ante la oportunidad, quizás la última, de reivindicarse como ariete con calidad suficiente como para permanecer en el Real Madrid. En uno de los pelotazos que los blancos lanzaban como síntoma claro de su imposibilidad de crear fútbol, Higuaín ganó el balón de cabeza y dejó sólo a Huntelaar que no perdonó ante Lafuente y se estrenó como goleador madridista en Liga.