Yo vi ascender al Xerez
Actualizado:ito Marcio Plauto, un autor teatral romano cuya excelente pluma le sirvió para abandonar su vida como molinero para morir rico y famoso por sus obras literarias, sentó aquello de «vale más un testigo de vista que diez de oídas». En los sitios hay que estar para poder contar qué es lo que ha pasado. De poco vale que a uno le llegue un run-rún rebotado, una historia parcelada por la visión de terceros. Insisto, hay que estar en los sitios para poder decir «yo sé qué es lo que se cocía, mereció poco o mucho la pena». El Xerez se encuentra a pocos meses, muy pocos, de protagonizar un salto de calidad en su historia nunca antes visto. Es cierto que puede que no ascienda, pero la pinta del cuadro de Esteban es excelente. A los jugadores les duele la boca de reclamar una mayor presencia de hinchas en Chapín, pero da la sensación de que por momentos predican en el desierto. El momento de ebullición no rompe y no llega la avalancha a las gradas del estadio jerezano. Una auténtica pena, porque más de un hijo de vecino se está perdiendo la oportunidad de poder relatar dentro de un tiempo eso de «yo vi subir al Xerez». Hay que meterle distancia y perspectiva al asunto para darse cuenta de que el momento actual puede cobrar galones de histórico dentro de muy poco si el guión no se tuerce. El guante está lanzado: el equipo juega bien a la pelota y mira hacia abajo al resto de competidores. Vale que hay crisis, pero las entradas están en su precio. Es el momento de dar un paso al frente y ser protagonista de algo que nunca se ha vivido antes. Apuesten. Hagan juego. Tan fácil como cuestionarse ¿por qué no?