REPORTAJE

La restauración de las Penas

La intervención, realizada por jerezano Agustín Pina, será una de las grandes novedades de la Semana Santa de 2009 gracias a la calidad y devoción de la imagen

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Agustín Pina está que se sale. No es novedad, pero sin duda una intervención como la que ha realizado en el Señor de las Penas servirá para alimentar aún más su ya reconocida reputación en el mundo de la restauración de los bienes culturales. El pasado lunes presentó en la iglesia de San Mateo a Nuestro Padre y Señor de las Penas, que durante seis meses ha sido la obra principal que ha tenido en su taller.

Y el resultado es, sencillamente, espectacular. La imagen, que mantiene sus iconos más representativos como el color de la policromía y la sangre de la espalda, ha sufrido una intervención que ha consolidado las estructuras internas y sobre todo la policromía. El riesgo de pérdida de policromía en la pieza era evidente y hacía necesaria y urgente la ejecución inmediata de los procesos de restauración normales en estos casos.

Concretamente, las zonas más afectadas de la imagen eran la espalda y la cabeza, donde se podían apreciar a simple vista grietas que partían la imagen en dos de manera vertical. Estos desperfectos en la madera hacían aconsejable una fijación inmediata y una consolidación de las estructuras, que el taller del jerezano Agustín Pina no ha tenido ningún problema en ejecutar.

El otro problema que tenía la imagen, la pérdida irreparable de policromía, se concentraba en dos puntos principalmente, como son el codo y el labio. La boda del Señor presentaba numerosas pérdidas visibles de policromía, que se hacían mucho más peligrosas en el codo del Señor, que por motivos de traslados y cultos podían volverse irreparables una vez terminada la Cuaresma.

Las particularidades

Todos estos problemas han sido resueltos con maestría por el restaurador jerezano, que sin embargo ha conservado la policromía de la espalda, en un criterio devocional antes que histórico, ya que la sangre que aparece en la espalda del Señor de las Penas es un repintado del siglo XIX de menor calidad que la policromía original, que se encuentra debajo de este repintado y se conservaba en buen estado. Sin embargo, la hermandad ha querido mantener la estampa incomparable del Señor de las Penas, no alterando la estética de la pieza.

Estos criterios de restauración los ha defendido Agustín Pina, que entiende que en piezas devocionales es complicado decidir hasta dónde hay que recuperar, y ha sido sensible con la petición de la cofradía. No es de hecho la única petición que la hermandad le ha hecho, ya que incluso en la cabeza de la talla podía observarse una pieza metálica que ha sido sustituida pese a ser original de la imagen, ya que en la antigüedad el Señor no procesionaba con potencias.

Toda una experiencia acercarse por San Mateo, y disfrutar de nuevo de Nuestro Padre y Señor de las Penas, restaurado por un licenciado que ha trabajado en las mejores catedrales españolas. Para no perderselo, sin duda.