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Del barro, Fernando sacó arte
Fernando García Durán es un ceramista que imprime una incuestionable personalidad a sus obras artísticas
Actualizado: GuardarFernando García Durán se llevó una sorpresa cuando un día le pidieron que expusiera aquellas 'cositas' que iba haciendo a su forma y su rollo. Aunque estudió Turismo, descubrió que lo que realmente le gustaba era la cerámica. Comenzó hace ya algunos años en Salvatierra de los Barros, en Badajoz. «Comencé como todo el mundo haciendo platitos y tazas. Pero siempre me entretenía después con cosas más artísticas», recuerda.
Después de exponer en el Museo Arqueológico su parte más artística, arrancó la trayectoria de un artista que hoy en día esta reconocido como de los más interesantes en su disciplina como ceramista y escultor.
Obras valoradas
Fernando no lo cree de esta forma. Piensa que sólo aporta su personalidad a la obra que crea diariamente en su taller. Sin embargo, sus obras están reconocidas y ha expuesto en media España, además de países como Inglaterra, Francia o Italia.
Su taller, es como un laboratorio de pruebas. «Me gusta conjugar distintos materiales en una misma composición. Y también me gusta hacer réplicas de piezas arqueológicas, especialmente fenicias, y después darles yo mi toque personal», explica. En medio de los estantes, encontramos una reproducción del conocido casco corinto encontrado en la ribera del Guadalete y que es el emblema del Museo Arqueológico de Jerez. Está el casco, pero a la manera personalísima de Fernando. «Ahora no está mal la cosa. Me piden muchos trabajos artísticos. Pero no te prometo nada. Si mañana hay que volver a hacer tazas de té me pongo manos a la obra. Ante todo hay que ofrecer lo que se demanda», dice mientras va mostrado alguna de sus interesantes obras.
Fernando García Durán es un ceramista alfarero con talla de escultor. Un artista con una mirada particular que, además, sabe trasladar a sus piezas. Un jerezano que ha destacado en la creativa disciplina del barro. Sus piezas se cotizan porque tienen gancho y belleza.
Su oficio es dar vida y personalidad en el torno a un trozo inerte de arcilla que, en sus manos, parece que recobra vida.